Por: Ana Bordas
Flaco favor se le hace a la revolución Bolivariana y al
pueblo revolucionario con el discurso de desunión, donde cada quien cree que
tiene la razón, mientras el pueblo llano se las ve y las desea, para sobrellevar el ataque desmedido a que
está siendo sometido desde el Imperio, a
través de sus aliados, los fascistas de
la derecha.
Para poder lograr el objetivo, trazado y perseguido por más de uno que dejo
su vida en el camino, y eso incluye una
de las perdidas más sensibles y recientes en esta lucha, como fue la del Comandante presidente Hugo
Chávez, al que se le acabó el sosiego, al ver disminuido su tiempo para llevar a
cabo todos los planes y proyectos pensados para elevar a la revolución
Bolivariana y hacerla irreversible, y
luego -preso de una enfermedad
desgraciada y mortal-, sintiendo que se
le iba la vida, tener que escoger a un
sucesor capaz de darle el tiempo necesario al pueblo para continuar esta
construcción magnifica, que representa
la esperanza de la humanidad, como lo es
la Revolución Bolivariana.
Cuando vemos los acontecimientos, insistimos en que el Compañero Maduro debe
recordar que fue electo por el pueblo revolucionario, siguiendo la petición del Comandante
Chávez, al darse cuenta ese pueblo
revolucionario, que la Revolución Bolivariana era, y es,
el único y verdadero legado, el camino abierto que nos dejó el Comandante
Presidente Hugo Chávez. Lo demás, las
diversas interpretaciones que de sus ideas y postulados se puedan hacer y se
hagan, más todas las que aporten los
pensadores obreros del progreso,
pertenecen al campo del debate que toda revolución debe hacer para
alimentarse y enriquecerse a partir de unas ideas que se pierden de vista en el firmamento de
los tiempos modernos y futuros
Por lo que,
malamente, el gobierno debe
insistir en tratar de inducir y obligar al pueblo, por encima de la realidad que vive, a aceptar otra vía, que no sea ni siquiera esa que trata de “humanizar al capitalismo”, por ser éste la
suma de los muchos males que aquejan a toda la humanidad, y, en
especial, a este pueblo que presenció con
dolor, cómo el asesino confeso, Capriles Radonsky, pisaba de nuevo la casa del pueblo que es
Miraflores, ya que tal parece que nuestros muertos no importan, en aras de la
“real politik”.
Pensamos Compañero Maduro que su discurso ante la Asamblea
Nacional, el que esperábamos con
ansias, ante la gran expectativa por los
anuncios que se perfilaban como realmente novedosos y decisivos para la
Revolución Bolivariana, fue, en gran
medida y contenido, más de lo mismo. Y nos preguntamos, frente a la gran crisis económica a que todo
apunta, que va a envolver a todos los países
y que va a hacer que nos
revisemos en cuanto a la manera y forma,
y las prioridades en que se
invierten los dineros del pueblo, ¿ Qué
hará un gobierno con manía compulsiva aprobatoria, con la gran cantidad de obras y de inversión
(algunas no-prioritarias) que están empezando
o a media ejecución ?
No sabemos si somos “ultraizquierdosos”, palabra vieja-vieja, al igual que “Pajuatadas”, que pertenece(n) al archivo folklórico del
verbo del pueblo y que en la época
colonial ya se utilizaba ‘pajuato’ en sustitución de la palabra “tonto,
bobalicón o pendejo”, con la que trataba el Dictador Juan Vicente Gómez a
quienes sabían más que él, para
pretender minimizarlos. Lo que sí
sabemos es que somos Revolucionarios de izquierda por escogencia propia, al
igual que la mayoría de los Camaradas
y Compatriotas que votaron por
usted, quienes lo hicieron Presidente de
esta Patria querida.
Usted debe tener razones para ponerse como un verdulero de
esquina, utilizando todo su poder mediático,
para someter al escarnio público a compañeros y camaradas que pertenecen
al pueblo de La República Bolivariana de Venezuela, al igual que usted, pero sin el poder y la majestad que lo
asiste. Una revolución que no acepta la
diatriba, que no tiene espacio para las
críticas que desde adentro formulan sus militantes y desde afuera expresan sus
simpatizantes, no es revolución ni es nada.
No es sino una simple parodia de gobierno “de izquierda” -que podría ser de derecha-, más
o menos simpático con el
pueblo, como los gobiernos ’socialistas’
de Europa, ni más
ni menos.
Pero un gobierno que representa al pueblo más vergatario del
mundo, como lo es el pueblo
revolucionario de la República Bolivariana de Venezuela, debe
“demostrar”, en vez de hablar
tanto, qué es lo que piensa y qué
es lo que va a ejecutar, pero, además,
hacerlo”. Si usted tiene sus ideas,
lo invitamos a que hable fuerte
y claro, compañero Maduro. Y explique cuáles son sus
enunciados y sus postulados. ¿ A qué le teme ?
¿ Por qué tanto enroque de ministros?
¿ Por qué desestima a
compañeros y camaradas que pueden aportar y ayudar, con sus ideas y sus actos, a este pueblo que espera de su magnanimidad y
justicia, y su lealtad incondicional. ¿ A cuáles ‘dogmas’ alude ?... siendo usted el que cree en dogmas, porque su religión -por si se le olvidó-, ¡ es puro
dogma…!, y usted insiste en construir un “socialismo cristiano”. Y ojo,
sus creencias serán muy respetables
y muy suyas, pero usted representa a todo un pueblo que
está sufriendo porque usted se está tardando en tomar las decisiones más
trascendentales para el futuro de La Revolución
y la suerte del pueblo. La guerra contra el pueblo está en pleno
apogeo, mientras usted discute
lo que es
historia…
Y así como tantas veces insistimos con el Comandante
Presidente Hugo Chávez en que apresurara la Revolución, al ver cómo se le escapaba la vida sin haber
terminado su obra, así le decimos desde
aquí, que una revolución paralizada
desde el año 2009 permitió la
penetración de la contrarrevolución
y de los enemigos que propiciaron
esta guerra a que tienen sometido a nuestro pueblo. Si usted quiere oír hablar mal del gobierno, móntese en un ascensor en cualquier
Ministerio, métase en una cola donde la gente desesperada se agarra a trompada
limpia por una lata de leche, hable con
los trabajadores y los pensionados, con
los campesinos y hasta con los dueños de las constructoras que
ejecutan obras para las comunidades,
quienes tienen que “bajarse de la
mula “ con los directores de cualquier
Ministerio: Hablemos de corrupción, compañero Maduro.
Las injusticias no nos gustan, sabemos que usted está trabajando duro, pero usted escogió y aceptó ser presidente de
este pueblo y ponerse las botas de Tribilín… Entonces demuéstrenos que sí puede
hacerlo, pero con
humildad. Después de todo,
compañero, usted también fue un humilde
trabajador que devengó un sueldo en “La Cuarta”
y nadie se lo echó en cara, ni disminuyó su calidad de revolucionario por
ello.
Confiamos en el Líder.
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