Por Ender Rodríguez
(Docente incapacitado y padre de niño con discapacidad mental)
Ver parte I de
este ensayo:http://laguarura-impresa.blogspot.com/2013/07/proyecto-de-transformacion-educativa-no.html
En la primera parte de este ensayo, cuyo enlace se
adjunta arriba, se planteaba el asunto de la perversidad en la arbitraria aplicación de un proyecto de Educación
Especial denominado contradictoriamente “Una Educación sin barreras” pero -
creado desde las oficinas del Ministerio de Educación de Venezuela (repito sin el
término “poder popular” en sus siglas) y de espaldas al propio poder
constituyente originario, la gente, el verdadero poder popular que es el
pueblo pues. Por otro lado, este proyecto nace de espaldas también a toda la
legislación nacional, violando abiertamente cada ley y la propia constitución. Esto
no implica que algunos planteamientos de dicho proyecto puedan ser positivos o
valiosos; de hecho podemos estar de acuerdo en algunos puntos. El
problema es el exceso de ilegalidad, arbitrariedad, exclusión, no consulta y
aplicación partidocrática propias de un proselitismo de “gobierno de turno”
absolutamente antirrevolucionario (etimológicamente hablando).
Si queremos TRANSFORMAR DE VERDAD, desde la raíz,
desde las causas de la problemática del sistema de educación para personas con
discapacidad, y desde diagnósticos
objetivos necesarios con propuestas reflexivas serias, debemos empezar por
REPOTENCIAR estos CENTROS, FORTALECER AL PERSONAL PROFESIONAL, Y ADAPTAR TALES
CENTROS A LOS AVANCES QUE SE REALIZAN A NIVEL GLOBAL Y DE LA MANO DE LOS Y LAS
REPRESENTANTES Y PADRES y no en contra de ellos sobretodo. Sin perder además, el
sentido que la misma Constitución Nacional plantea cuando define al Estado
venezolano como un Estado Social y de
Justicia.
Uno se pregunta:
¿Qué Estado Social y de Justicia puede haber cuando
un Ministerio, execra a un ser humano autista severo o “mayor de edad” y se le
envía a su casa como si se tratase de un desahuciado? Un Ministerio de
Educación deja sin Educación a un ser especial, pero son al parecer cientos. ¿Quizás
mil?. ¿Serán más? Lindo y democrático ¿Verdad? ¿No hace lo mismo una implacable
empresa explotadora de corte “capitalista” o una “maquila” de esas que abundan
en nuestros países u otra empresa nefasta dedicada a la tecnocracia
mercantilista sea pública o privada digamos? ¿Acaso estos chicos con problemas
cerebrales, discapacidades y seres especiales, no tienen derecho a una atención
integral, seguridad social, atención médica super-avanzada siendo adultos
mayores? ¿O es que resulta que el Estado los dejará a expensas de su
“fragilidad” y a la “desprotección” que viven muchos de ellos y ellas, pudiendo
terminar inclusive en la indigencia, los manicomios -si es que los aceptan- o
encerrados en espacios macabros a la manera de cárceles urbanas en hogares que
no lo son y donde nadie sepa que habitan como si fuesen “personitas secretas”
en encierro y por ello más vulnerables para la violación de sus derechos?
Y lo otro es que los chicas y chicas que sí
pudiesen integrarse realmente a “centros educativos regulares” o en todo caso
poder acceder a talleres laborales y demás, deben pasar primero por un lento,
progresivo, respetuoso y altamente profesional proceso de preparación,
evaluación, seguimiento, observación, etc etc etc. No hablamos de pollos ni
cambures, ni de caracoles ni de libros de cartulina. Hablamos de seres humanos
con fragilidades, dependencias emocionales muy fuertes, desequilibrios,
síndromes, enfermedades anexas a sus propias limitaciones de salud, conductas
fuertes o excesiva pasividad, etc. Pero son seres humanos muy inocentes y
hermosos, con necesidad de apoyo, amor, asesoría, protección y sobretodo, son sujetos de derecho, no son “objetos de
experimentación”.
Pongo un ejemplo: CAIPA TÁCHIRA y lo asemejo a
nuestro sistema educativo convencional o “regular”.
Nuestro Centro como reflejo de lo que pasa en todo
el país, es el único en todo nuestro Estado Táchira dedicado profesional y
específicamente al Autismo. Puede ser que algunos y algunas personas autistas sean
atendidos-as en otros posibles centros; pero acá existe toda una estructura y
equipo multidisciplinario para atender, asesorar y asumir su proceso educativo
complejo. El problema es que debe REPOTENCIARSE, AMPLIARSE y CRECER DE 3 O 4
VECES MÁS este CAIPA. Mientras, los padres, las madres y representantes juntos
a nuestros comprometidos y comprometidas docentes y todo el personal, pensamos
que debemos crecer para que se atiendan a las personas autistas en Táchira que
no posean educación especializada, y que
nuestro Centro CAIPA a su vez, pueda mejorar en salones más grandes y
acondicionados, con más recursos, e inclusive con salas de hidroterapia,
musicoterapia y arteterapia, acceso a adelantos como la neurociencia y
demás avances al respecto, como poseer un área de taller excelente, una mejor cocina
con manejo de dieta especial y donde se trabaje la “quelación” no invasiva más
exámenes médicos necesarios, más parques didácticos, cancha y diversas áreas
verdes, entre otras necesidades más. Mientras esto NO termina de pasar, el
Ministerio en vez de ayudar a la repotenciación estructural; planifica en
cambio el momento de CERRARNOS ACABANDO de este modo CON LA PROPIA HISTORIA DE
CAIPA, LA CUAL NACE no del gobierno de
turno en la IV República, NACE DE LA INICIATIVA POPULAR DE UNOS
REPRESENTANTES Y LUCHADORES-AS POR SUS HIJOS-AS (TRABAJANDO CON LAS UÑAS hace
décadas).
Lo más grave, es que al parecer, estamos retrocediendo décadas, debilitando procesos históricos que pudieran ser
transformadores.
Si no logramos trabajar juntos
y de la mano de un Ministerio de Educación diferente y respetuoso con el pueblo actualmente afectado, estamos enterrando
las posibilidades de generar una verdadera revolución educativa integral u
holística e nuestro país.
Seguimos en proceso de juicio ante tribunales en el
Estado Táchira contra la Zona Educativa por violación de la medida innominada
de acción de protección que protegía a nuestros hijos e hijas autistas. En
algunos de nuestros municipios más lejanos, dejaron a personas con discapacidad,
nada más y nada menos que un año entero sin educación por orden del ministerio
(el año escolar pasado), sin contar las demás violaciones graves a nuestra
población especial. Si esto no es delito, entonces será que somos magos y
extraterrestres acá en San Cristóbal. Es que creen que no hay ley y que
dejaremos que arrasen con todo. Ya en varios estados hemos ido ganando a nivel
judicial y del Ministerio Público. ¡Seguimos en pie de lucha compas!
Al revisar el documento del ministerio sobre las “propuestas impuestas” en la web de
este organismo se podrá visualizar:
La ELIMINACIÓN EN EL SISTEMA INSTITUCIONAL DE LA
TERMINOLOGÍA AUTISMO para crear lo que denominan Centros de DIVERSIDAD
FUNCIONAL INTELECTUAL, abriendo la posibilidad de la experimentación con
nuestros hijos e hijas con discapacidad; sobretodo en el caso de la
atención para personas con el síndrome neurológico de espectro autista. Por
esta razón han ido cerrando o
presionando para lograr cierres técnicos, mediana o totalmente de varios CAIPA,
CENDAS y otros centros en el país afectando a cientos y cientos de familias a
nivel nacional:
Uno se plantea la duda:
No se puede atender de la mejor manera a todos y
todas las autistas del Estado Táchira porque no hay capacidad total para ello;
y pretenden entonces mezclar discapacidades como si se tratase de jugar con
“seres especiales” a la manera de piezas de ajedrez o “de laboratorio”.
Nosotros (CAIPA) apoyamos la integración de las
personas con discapacidad cuando realmente es viable, sólo porque se posean las
competencias mínimas y no se creen peligros o riesgos, o cuando no hay traumas
y se puede realmente generar la propia interacción integrada; pero de hecho eso
ya se hacía antes. No de la mejor manera. Por ello, hay que reestructurar todo
el sistema poco a poco y desde abajo no desde arriba. Pero al contrario,
forzar y violentar procesos es demasiado
delicado y de hecho viola la legislación al respecto.
La educación venezolana posee avances indudables gracias al proceso digamos bolivariano por ponerle un nombre; pero también se ha ido
colapsando porque se valora más la cantidad de matrícula y las cifras para la “promoción
de un perfil de ministerio supuestamente eficiente” antes que una real activación de pedagogías alternativas,
holísticas integrales y transformadoras de verdad; es decir, no
masificadoras que sólo fortalecen “cultura de masa”, población acrítica, con
educación pero sin educación que transforme sustancialmente al ser humano
social y su contexto.
Es común el hacinamiento
en las aulas de educación “regular” en Venezuela, la poca tecnología educativa
e infraestructura no acordes todavía para niños y niñas, ausencia de una
participación popular real de las comunidades en los procesos educativos,
partidización y politización en el manejo de la
contratación del personal del ministerio y de los propios consejos
comunales, etc etc etc. No existe tampoco
personal de psicopedagogos, psiquiatras, neurólogos, orientadores u otros para
armar la “multidisciplariedad” y el trabajo directo con la comunidad; lo cual
es vital en las escuelas como política de Estado. En estas condiciones, se hace
bastante difícil el hablar de una integración armónica de las personas con
discapacidad en nuestro país, si no hay estructuras, posibilidades y
condiciones acordes para ello.
Las escuelas bolivarianas que son un proyecto en
general muy valioso, debe igualmente reestructurarse pero en serio.
Todo nuestro país debe enrumbarse hacia una
transformación verdadera.
Somos una nación que importa -para consumir- casi
todo, y que se dedica a la extracción de minerales del subsuelo haciéndonos más
dependientes de “potencias industrializadas u otras naciones imperiales
llámense democráticas o de “derecha”, social-comunistas o como se llamen”. Eso
ya ni siquiera importa. Se vuelve pura
palabrería y modismos absurdos. Aplicamos a su vez proyectos mineros que sacan
de sus tierras a nuestros propios hermanos indígenas acabándolo todo, y así
seguimos en etc, etc, etc.
Véase estos enlaces:
Definitivamente, somos un gran país pero que
empequeñecemos a cada segundo, desvaneciendo quizás muchas veces lo mejor
que podríamos ser.
No hemos superado esa cultura de “viveza”, robo,
“arribismo”, paternalismo, corrupción y partidocracia casi que a todo nivel,
“matraqueo” y “vacuna”, burocratización en exceso, falta de contención familiar
y sobretodo, ausencia de un necesario y urgente empoderamiento social, asumir
autónomamente nuestro destino desde cada calle y aldea. Hacer país y que el
país nos duela por lo menos.
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