viernes, 17 de enero de 2014

Las cifras finales de inflación del 2013


Un  con malos concertini y peores ripieni

 Por Roberto Yépez

El 30 de diciembre fue el momento escogido por el ejecutivo nacional para informar de las cifras finales de inflación para el 2013. A modo de concerto grosso, Maduro se encargó de interpretar, como concertino, las cifras pendientes de la inflación de noviembre en 4,8% –con un retraso de 20 días según las normas del BCV para su publicación– a partir de la composición orquestal dirigida por Eudomar Torres y el ripieno de los estadísticos del BCV y el INE. Lo grosso, además de por la cantidad de intérpretes del concerto, por lo aproximado de la cifra final del año con el estimado sin soporte metodológico alguno –grosso modo–, de la inflación a diciembre de 2,2% para un gran total anualizado de 56,2%, más del doble de lo alcanzado en 2012.

El BCV y el INE tuvieron que esforzarse para explicar las cifras definitivas de noviembre con un comunicado (http://www.bcv.org.ve/Upload/Comunicados/aviso301213.pdf) que rompió el esquema metodológico de los informes mensuales anteriores, y que, por lo que parece, dejará de hacerse. Haciendo acopio de un análisis más político que económico para justificar aquello de la “guerra económica”, las cifras definitivas de ese mes apenas satisficieron en poco en el rubro Equipamiento del Hogar, -1,1% respecto a 5,1% de octubre, las demandas de Maduro de ver un -5% de inflación global para el mes de noviembre como resultado de su “contraofensiva económica” de finales de octubre.

La “guerra económica” la vivieron los consumidores desde el último trimestre del 2012 y durante todo el 2013, cuando de sus bolsillos sacaban más de lo que entraba para pagar la escasa oferta de bienes de primera necesidad mientras los precios, en particular de los alimentos, experimentaban las consecuencias de la espiral inflacionaria. La “contraofensiva” tuvo que hacerse a finales de octubre más por razones políticas, la coyuntura electoral municipal, que por razones “humanitarias” ante el depreciado poder adquisitivo de las bases que sustentan el proyecto cívico-militar bolivariano. Es que, durante más de un año, el gobierno de Maduro les permitió impunemente a los amos de la guerra, los dueños del capital, a que usaran de carne de cañón, y en el ínterin demostraran que son las bajas esenciales de la guerra, a pueblo y trabajadores para que cargaran en sus hombros los costos de una crisis que crearon los capitalistas.

El comunicado conjunto del BCV y el INE no pudo ocultar, que con o sin “contraofensiva”, el rubro Alimentos en vez de bajar subió (de un 5,6% en octubre a un 7,5% en noviembre) para una inflación anualizada de casi 80%, mientras el de Restaurantes se mantenía casi igual (6,2% en octubre versus 5,9% en noviembre) para una inflación anualizada de más de 70%. Mientras los compositores del concerto grosso no se atrevían a colocar la nota dada por la inflación global anualizada a noviembre de 58,1% (cifra obtenida por Opción Obrera a partir de la data histórica interpretada), sacaban de la manga, grosso modo, la inflación de diciembre de 2,2% sin ningún soporte que la justificase para que el concertino Maduro pudiera interpretar en tal disonancia el famoso solo del 56,2% para todo el año.

Que no se informase del Índice de Escasez durante noviembre y diciembre es la coda que pretende hacer borrón y cuenta “nueva” con una metodología conveniente de expresar las cifras económicas para que todos los intérpretes queden felices y contentos del exabrupto estadístico mientras los asistentes son testigos de un muy malo concerto. Por un gráfico del comunicado de marras en su página 2 se concluye que para noviembre el índice de escasez superó en bastante al de octubre de 22,4%, pero el barroquismo del gobierno de Maduro es de tal magnitud que a base de florituras prefiere enmascararlo como un promedio de 13,1% de marzo 2003 a noviembre 2013. Igual sucede con las explicaciones de esperar, si la “contraofensiva económica” no se hubiera dado, hasta un 6,6% en noviembre y de 4,2% en diciembre.

Las cifras sacadas de la manga y la explicación política de una “contraofensiva” a una “guerra económica” donde las bajas de ella siguen siendo los consumidores, lo único que esconde es la grave crisis que están haciendo pagar los capitalistas tanto al pueblo como a su sector asalariado. También demuestra la conveniencia ahora de interpretar datos por parte del gobierno de Maduro que muy bien podían haberse usado en mayo cuando la inflación fue de 6,1% y anualizada alcanzó a 35,2% (en Alimentos fue de 48,1%) pero se prefirió la conciliación de clases para continuar con el derroche de la renta petrolera por parte de la burguesía, como sin duda se continúa haciendo después de la “contraofensiva económica”.

El barroco fue un período histórico acabado donde la humanidad enfrentó las idas y venidas de las clases dominantes en el poder con nuevas relaciones sociales de producción. Fue el encontronazo histórico entre las imposiciones religiosas de la inquisición y su contraparte con la reforma y luego la contrarreforma, del absolutismo feudal versus el nacimiento de los derechos democráticos y el liberalismo con la ascendencia de la clase social burguesa, y de sus miserias floreció una cultura que en la música se expresó con el concerto grosso, entre otras artes. Pretender hacernos retroceder históricamente a los explotados por parte del gobierno de Maduro con su barroquismo pleno de florituras, maquillajes y enmascaramientos de una realidad social y económica consecuencia del quiebre histórico del capital, no impedirá que el proletariado venezolano se levante por su propio pie agitando las banderas de la revolución necesaria y, como hizo la burguesía en su oportunidad, dar al traste con los explotadores de hoy y de los que los defienden bajo una máscara que en lo absoluto se le puede llamar de socialista y/o revolucionaria.

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