"La
naturaleza […] es la Revolución mecánica, motorizada, del capitalismo."
Santiago
Alba Rico
"solo quien
desconoce la gravedad del mundo puede jugar tan dichosamente."
Stefan
Zweig
Durante la sucesión histórica de hegemonías
capitalistas, el sistema ha perfilado como universalismo posible, un mecanismo
para
la reproducción (sociorrelacional) que aplica retorno involutivo una y
otra vez; tantas como sean necesarias, para que el orden social oscile, en su
dimensión local o global, hacia el punto calendarizado del capitalismo si la penuria
social, por insoportable, impone la praxis política para su desmantelamiento.
En su texto "Devolución" Alba Rico[1], nos
ayuda a desentrañar e interpretar los engranajes de ese mecanismo.
Los países del eje: Cuba, Venezuela, Bolivia,
Ecuador o Nicaragua, en el empeño por materializar proyectos emancipatorios, se
enfrentan contra las variantes más violentas y perversas de dicho mecanismo.
Ocupando tiempo en evadir a este mecanismo
nuestros proyectos se han visto ralentizados. Aún concentramos enormes
cantidades de energía espiritual, material y política en ello; por sobre
asuntos más importantes en la re-evolución social. Y durante etapas
relativamente extensas haciéndolo ¿casi?, solos.
Si algún sociópata en su precariedad intelectiva
sueña con una recepción "olímpica" a la exclusiva autoproducción burguesa,
más si no “blanco”, pobre y desclasado, podría llevarse un susto que haría gritar
a las piedras. Si alguien cree que dentro del panóptico, que tal mecanismo imperialista activa para
los excluibles históricos como nosotros, podría cruzar la línea hacia esa
autoproducción burguesa; recibiría un formidable puntapiés desde este mecanismo,
recreado en el cuento excelente de Alejo Carpentier Los fugitivos; cuando
en su momento climático, pueda leer: "...Cimarrón dio un paso,
adelantando una mano blanda hacia su cabeza. Perro lanzó un extraño grito,
mezcla de ladrido sordo y aullido, y saltó al cuello del negro".
La Naturaleza ha sido alterada por los
"perros" de la naturaleza –cultura
universalizante o cotidianidad-, del sistema capitalista que ha secuestrado,
para sí, la posición de aquella.
Lastramos un porciento considerable de ignorancia
supina durante el discernimiento de tal proceso. Hablo desde, y dentro de la
individualidad, subjetivada y comprometida con un proyecto socialista
emancipatorio radical como el cubano. La hegemonía capitalista, en su sucesión
histórica, ha insistido con delectación psicópata y violencia, en horadar al
interior de las heridas históricas que ellos mismos infringen a las naciones y
las sociedades latinoamericanas, al persistir en apresarlas dentro de sus
intereses.
A través de los espejismos que el modelo (fetichista)
estadounidense promueve desde sí, propicia que los rezagos como el racial, las
diferenciaos ideológicas, y de otro tipo, las disfunciones en la autoproducción
durante la construcción de una nueva realidad socialista, sean inteligidas por
algunos de nosotros, como endógenas de nuestra cultura. La cotidianidad que
impone la cultura universalizante del capitalismo a Cuba, Ecuador, Venezuela,
Bolivia o Nicaragua, aún descansa sobre una costra obcecada, que la memoria histórica
de la dominación capitalista -ya desmantelada o por desmantelar- insiste en
insertar a través de nuestros errores o disparates. Algunos de nuevo cuño,
otros atávicos que legan vulnerabilidad, a veces negligente, contra el esfuerzo
común aportado al proyecto socialista. Incluso, con la anuencia inconsciente o
no de nosotros mismos.
Hemos dilapidado recursos materiales y
desperdiciado recursos espirituales. El mecanismo de marras, no
lo perdona. La legalidad, por ejemplo, es una relación social; ni
entelequia, ni epifenómeno. Juega su rol en la reproducción, y en las
relaciones de fuerza entre las personas que se mueven dentro de tal
reproducción.[2]
La revolución socialista cubana, por ejemplo, ganó
la unidad indispensable para resistir el ¿embargo?, o guerra económica y
política del gobierno angloestadounidense -contra ella- dentro de su propia
etapa histórica como hegemonía capitalista; y tan cerca geográficamente como al
alcance de una pedrada. Ha sido muchísima la osadía; la misma experiencia que
hoy vive Venezuela con la revolución legada por Chávez.
El Socialismo que necesitamos tiene que ser hoy
para ahora,
por y para nosotros mismos. Y tiene que ser culto; sin perspectiva alguna de aristois o elegidos.
Siempre perfectible desde la democracia y el empoderamiento popular responsable
y comprometido del pueblo políticamente organizado. Y desde individualidad ciudadana
subjetivada a través del compromiso ético e inalienable con la integración
regional de Nuestramérica. Desde cabeza propia libre de mezquindades, y de
sí misma; como lo expresara en su momento Silvio
Rodríguez, incomprendido por cierta poesía cubana castiza. Emancipada
de “tradiciones culturales” –las tradiciones no son “rescatables”; o no son
tradiciones-, consensuadas desde la memoria del orden burgués, aún si activas o
por desmantelar en nuestra cotidianidad.
La escatología del dominado -sujeto (colectivo) social “vencido”,
al decir de Néstor Kohan-, todavía ronda nuestra praxis diaria; se rige por
referentes de la cotidianidad capitalista. Y lo peor, posee una simbiosis con nuestra
integración regional. Ese mecanismo patrulla a dicha simbiosis.
Somos la Primera
Puerta de entrada, nunca de salida, a un proceso histórico de
transformación socialista radical, de la sociedad, que duramente ha ido
salvando cada uno de sus enormes escollos. Y
no será suficiente; las individualidades y estratificaciones se cansan por
el camino que lejos de certezas y teleologías, no avisa de sus sorpresas. Las
sombras de la memoria de la dominación, durante etapas más o menos extensas,
salen desde los bordes del camino para convocar a las tesituras espirituales
más vulnerables, a cometer disparates contra sí, frente a un azogue que les
devuelve la imagen de un paraíso intangible como si la propia.
Algunas de nuestras gentes no entienden mucho de socialdemocracia o reformismo que potencia,
hasta la crueldad, el valor de cambio por sobre el de uso. Y si una remesa
llega desde allí, se la recibe con la banda municipal y dos semanas ausente al
trabajo; o hurtándole a la sociedad insumos para la confección de un buffet privado.
El
rentismo con tufo a suntuosidad precaria, se adueña de la voluntad de los
individuos, sustituye al compromiso social con TODOS, y conmina, en
Cuba, a una marcha pesetera de los humildes con "damas y
caballeros de compañía", pagados por la SINA en favor de la ultraderecha
global. Para que las calabazas escasas del agromercado se vuelvan carrozas
“rococó”, los jamelgos estoicos del surco, briosos alazanes; y los ratones de
los desechos abandonados por la desidia institucional y ciudadana, en la vía
pública, elegantes cocheros y pajes desde un cerebro alienado, conque regresar
al “sueño” de la cultura capitalista, cada vez más rápido. Y sean cada vez más
cortas las sesiones de la realidad monda y lironda; la de los problemas sociales.
Vivir semi-despiertos, flotando en la ignorancia o
el analfabetismo funcional, es someterse a las mezquindades como dueñas privadas
del sentido común imperialista, ahora global durante las relaciones de poder
entre las personas y las culturas, impuestas por la hegemonía capitalista de
turno. La más extensa, pero nunca eterna, que ha disimulado a veces sin éxito,
que no "hay democracia sin una
concepción política del poder que determine cómo todos los hombres están
llamados a ejercerlo sin responder a las preguntas del censo sobre el color de
la piel, la calidad de los dientes, su religión o cuenta bancaria"[3], u
otros atributos burocráticos de casta, que le vengan al galgo de la
dominación plutócrata. Ese "perro" que atrapa cimarrones por el
cuello. Y forma parte del mecanismo de marras. La pobreza nunca
pasa sola, tenemos que hacerla "pasar", y el cultivo de una
individualidad ciudadana, culta y revolucionaria es imprescindible para ello.
Hoy; para ahora.
Pero no es
suficiente si la iconoclastia viene mezclada con el desprecio hacia
el compromiso individual que construya la realidad socialista de todos;
si la memoria cultural forjadora y custodio del proyecto emancipatorio que se
empeña en continuar la revolución (transición) socialista, es anestesiada hacia
posiciones rentistas, en la idiotez de
la digestión por el sueño con un maná, que también se cultivó en la
parcela socialista “real” de Europa del Este con referentes de Hollywood y MTV.[4]
El culto abstracto
al dólar (USA), de una manera u otra
incide en la situación local cubana de la doble moneda, que por momentos de la
crisis de los 90, devino en tres: dólar, peso cubano (depreciado) y peso
convertible. La situación de la economía cubana no se equilibrará hasta que ese
entuerto monetario haya desaparecido.
Lo anterior
implica al fechitismo dinerario –se compra y se vende dinero[5]-;
algunas personas generalmente optan por acopiarlo de manera improductiva, versus la propiedad legal y (valor de)
uso de lo necesario, como la vivienda. Contra las reformas legales aprobadas
desde el 2008, se percibe una tendencia al acopio de "dinero duro"
(rentismo improductivo) en mano. Bienes como la vivienda se ofertan
(ilegalmente en pesos convertibles) por quienes la recibieron mediante
asignación subsidiada por "caso social", lo que puede volver a
convertirlos en vulnerables; con el riesgo de que sea otra vez el Estado el que
deba solucionarles (a crédito subsidiado, cuando ya hoy algunos exigen que se
subsidien hasta los precios de la venta liberada de los automóviles) un
problema que depende de la justicia social efectiva; y no de “la
sustancia de lo que se espera”. Dicha tendencia incluye a dos
opciones puntuales: la intención por parte de individuos (incluso extranjeros)
de adquirir una o más viviendas con el propósito de acopiar lo que es, o pueda
llegar a ser capital mediante su lucro “discreto”.[6] La
otra opción se concentra en re-potenciar servicios (por cuenta propia)
ubicándolos en edificios de vivienda cerca de espacios hoteleros, o de alta
concurrencia de turismo extranjero apelando a procesos tóxicos de relación
social.[7]
El fetichismo
dinerario impone una tendencia dinámica al rentismo improductivo –el derecho a una plusvalía al margen del
trabajo[8]-,
recurriendo a la insuficiencia salarial como excusa, para el acopio parasitario
sin utilidad social ni respeto a las leyes. Más que en el acopio de objetos,
descansa en la convocatoria a un rentismo que disperse a la socialización productiva necesaria al
socialismo; es decir que equivalga:
a construir […] en cada instancia productiva la
imposibilidad de la explotación […]: «la propiedad capitalista significa no el
derecho de disponer de objetos, sino el derecho a un ingreso sin trabajo,
a una plusvalía», «la supresión de la explotación, la supresión de este derecho
[a la plusvalía improductiva], es […] la supresión del valor capitalista, la
confiscación del capital», «si el proletariado mejora tanto sus condiciones de
trabajo que las compañías ya no proporcionan una ganancia sobre el capital, su
valor capitalista caerá a cero; las fábricas pueden ser útiles para la
sociedad, pero habrán perdido su valor para los capitalistas», «ésta es la expropiación
que Marx contemplaba» [9]
Durante la crisis de los 90 del siglo XX en Cuba,
el discernimiento crítico de los individuos pudo haber retrocedido hasta gestar
un territorio mental que ocupa ese culto imperialista que tiene al dólar
como su dios (las fantasías de la pobreza). Unido a la necesidad de una praxis
política que genere el reajuste radical para la transición socialista
sustentable posible, se abre ante la autoproducción local una etapa de
incertidumbre inteligible, solo, a partir de que dicha transición socialista
posible, pueda significar el inicio del desmantelamiento del sistema (orden
global) capitalista.
La ansiedad subjetiva local que esto provoca aún
está insuficientemente analizada; la re-estratificación de la sociedad cubana en
las última dos décadas, en medio de una crisis que el estatus de plaza sitiada
agudiza, dificulta aún más la indispensable praxis política radical socialista en
la convocatoria al aumento socializado de la productividad durante el reajuste legal
(indispensable) del mercado del trabajo.
El juicio se atrofia desde la conciencia pasiva
del asistencializado estatal en un
país pobre. Y favorece al desánimo agresivo que manifiesta el sometimiento a la
reproducción abierta e indecente de modos tóxicos de relación social (mal
tolerados por el control institucional) como la corrupción, la estafa, y el rentismo
improductivo, abonados por los efectos del bloqueo: prohibición de la compra de
rubros esenciales como los alimentos, las medicinas, las tecnologías necesarias
al incremento de la productividad. La obsesión por el acopio improductivo de dinero
duro
deviene, entonces, en pandemia. Morales advierte que “quien apela a la corrupción
para enriquecerse, es muy difícil que después conserve aún otros valores”[10]
Cualquier relación social tóxica posee afinidad con el acopio improductivo de “dinero
duro”. Cuba es un país
pobre como proyecto socialista en estatus de plaza sitiada; la porción de
ciudadanía e institucionalidad corruptas ¿intercambia?, “cosas” que son, o
pueden ser (a falta de suficiente efectivo
disponible al lucro) capital. ¿Se “intercambia” solo para subsistir si la
plusvalía improductiva está ausente? Morales caracteriza a una “forma […] sutil encubierta
de corrupción”[11] a la
que “no
pocos le restan importancia, porque la practican sistemáticamente o porque no
la ven con el grado de peligrosidad con que miran la de los altos funcionarios”[12].
Pero termina siendo una variable de acopio parasitario de capital; o de lo que
puede equivaler a dinero duro. Cuando el dinero mismo ya es una mercancía
también, se migra esencialmente para; se asume una relación social tóxica, se
espera a un pariente que resida en el extranjero, se consensua una boda con
alguien de “afuera”, el éxito a cualquier costo o la ansiedad de un contrato de
trabajo en el exterior; se experimenta la esperanza más noble o el “cambio
circunstancial” de color ideopolítico, de suyo por esa misma razón.
Se da una
situación anómala en el proceso social cubano: cuando se alienan actos
efectivos de justicia social contra el desamparo persiguiendo el valor de
cambio de esos actos. No se niega el
derecho legal de alguien a enajenar su propiedad; se llama la atención acerca
de que uno de los objetivos del secuestro
del biotiempo ajeno emerge sin demasiada timidez, en la cotidianidad que
busca sustentabilidad (en democracia) a la transición socialista posible. Los
valores ideopolítico y ético interactúan con lo material desde la Cultura en
tanto, acumulación histórica que soporta a la cultura (cotidianidad) como
modelo de sociedad o sistema durante “la responsabilidad [política] en la praxis social
[que significa] Dar, quitar, disminuir o enfrentar [esa] responsabilidad [en
democracia[13]] ante sí y ante lo otro o
los otros”[14].
Improbable durante la des-semantización de actos y signos de justicia social
efectiva que manifiesten una disminución sensible de la conciencia política
cara a la sustentabilidad del socialismo contra la pacificación mental
burguesa. ¿Vamos, uno a uno y como se pueda, saliendo del período especial en tiempo de paz –crisis-, en el que entramos
todos de sopetón? [15]
Estado, instituciones y legalidad son relaciones
sociales. Trabajo y productividad modos sociorrelacionales. Si existe una
porción de la ciudadanía individualidad sin conciencia ética de la libertad y
la igualdad; o disfuncionalmente subjetivada, entonces, aún tendremos
conflictos en la producción (autoproducción) de realidad nueva indispensable.
El derecho a la libertad individual, a mofarse de las jerarquías melifluas, a
escoger la ocupación laboral que más beneficie, no puede estar por sobre el
derecho y la libertad ciudadana de los otros. Menos aún, si se ha asesinado o
intentado asesinar a alguien, se ha delinquido; o se ha efectuado una mingición
ordinaria -como perro del mecanismo de marras, y operativo en el
cuento del maestro Alejo. La ciudadanía (individual o colectiva) es una
relación social que se cultiva, empoderada hacia consenso colectivo dentro del
pueblo políticamente organizado; pero no "se aprende".
Se nace libre; el asunto
terrible, después de nacido, es liberarse, constantemente, para el desarrollo
del respecto y la solidaridad humana entre los individuos. Por ese rumbo, para
todos, debe ir un proyecto emancipatorio desde praxis política revolucionaria en
transición socialista. Y a pesar de los disparates, estamos aquí todavía contra
ese mecanismo.
Y no debe ser por gusto. Estaremos casi “llegando” a la meta, cuando
sea recuerdo de la antigüedad que la "oposición" mercenaria, si es
que existe a esas alturas, no se aproveche de la vida y credulidad de los
hombres humildes -aún si convictos, o ignorantes-, conque renegociar sus viajes
a las pesetas y el “paraíso” de una hegemonía capitalista. Para ese
momento, habremos desmantelado también el mecanismo de
referencia. Y a sus perros los habremos devuelto, entonces
mansos, a la Naturaleza real.
Desde el litoral
oeste de La Habana marxista, martiana, revolucionaria y bolivariana. 20/01/2014
NOTAS:
[2] Desde un análisis acerca de un ensayo de Alba Rico y Fernández
Liria sobre Cuba y su revolución, Guanche nos advierte que: "La forma en
que ese juicio sumarísimo contra las revoluciones ha triunfado en el sentido
común se expresa a través de ciertas tesis que han ganado el rango de
"universales": a) son más viables "las reformas" que
"las revoluciones"; b) es preferible la "evolución
cultural" a la "revolución cultural"; y c) es superior el
"pacto constitucional" entre el príncipe y sus súbditos, a "la imposición"
unilateral de la Constitución por parte de uno de ellos." Julio César Guanche. La idea de Cuba.
La antigua razón y la nueva libertad (Epílogo a Carlos Fernández Liria y
Santiago Alba Rico a, Cuba, la Ilustración y el socialismo, Editorial de Ciencias
Sociales, La Habana, 2005). En: El continente de lo posible. Un examen sobre la
condición revolucionaria. EDT: Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan
Marinello, 2008. Ruth Casa Editorial, 2008. Pág. 153.
[4] Guanche comenta que Alba Rico y Fernández Liria, "encuentran
en Cuba un contenido importante de la dignidad humana que no hubiera desdeñado
el propio Kant. "Los cubanos se han acostumbrado a la dignidad, tienen la
tradición de no inclinarse, han adaptado sus órganos a la normalidad de no
reconocer jerarquías, ni en el lenguaje ni en el trato", escribe Alba.
Contra Montesquieu, ambos autores deciden que nada
tiene que ver el trópico con ello, sino la economía política del socialismo y
lo que Paul Lafargue llamaba "el derecho a la pereza de la
humanidad". Julio César Guanche.
Ibidem. Pág. 162.
[5] Jorge Luis Acanda. Capitalismo y racionalidad:
una reflexión sobre la deuda externa desde el pensamiento crítico. Bajo el
Volcán, Puebla, México. Puebla. 2001. Nro. 2, 2. págs. Documento Descargado
desde la "Biblioteca Virtual de Filosofía y Pensamiento Cubanos" http://biblioteca.filosofia.cu/
[6] Se dio un caso en los alrededores de la intercepción
de las calles 23 y 12 en el Vedado. Y otro en el edificio "Los marinos" a la entrada del
barrio de Jaimanitas en el MunicipioPlaya, que es, o fue un proyecto para
solucionar "casos sociales" graves, entregado por el gobierno de la
provincia al gobierno municipal, el cual destinó 12 de los 24 apartamentos a
ese propósito. Agravado por la situación de que dicho edificio está ubicado
físicamente dentro de un Círculo Social Obrero -Aracelio Iglesias-, del
sindicato de la Alimentación y la Pesca; siendo del año 1994 el proyecto para
separar a ambas edificaciones. (NA)
[7] Ver: Luisa
Campuzano. ¿Esto es posible y legal? Sección Cartas a la Dirección.
Periódico Granma (edición impresa). Viernes 1º de marzo del 2013. pág., 10
[8] Ver: Gregorio Alberto
Cejas Díaz. Juventud Rebelde. 22 de Julio del 2013.
[9] Julio César Guanche: Todo lo que existe merece perecer (o una
pregunta distinta sobre la democracia). En: RUTH. CUADERNOS DE PENSAMIENTO
CRÍTICO. No. 1/2008. Pág. 232.
[10] Esteban Morales. Cuba:
corrupción, ¿la verdadera contrarrevolución? Progreso Semanal. www.kaosenlared.net/noticia/cuba-corrupcion-verdadera-contrarrevolucion.
[11] el "funcionario, que administra una cafetería y le consigue
los dulces y la cerveza al amigo que va a celebrar los 15 de la hija, mientras
que éste último, administrador de una fábrica, le suministra las lozas y el cemento que el
primero necesita para levantar una habitación adicional. Un simple intercambio
entre dos. Donde no media dinero sino bienes y en el que no pocos se hacen los
de la “vista gorda”, esperando que le llegue su turno de practicarlo
también." Esteban Morales.
Ibidem.
[12] Esteban Morales. Ibídem.
[13] "… lo político habita en una relación, [...] todo es
politizable: el Estado hace parte de lo político, y no a la inversa, [...] El
sentido de la política, como decía Hannah Arendt, es la libertad. La mera
administración, […] hace descender lo político a la dimensión de paz, seguridad
y orden. [...] la construcción democrática
tiene lugar en el campo ampliado de lo político, supone el desarrollo de la
política sobre la administración y el desenvolvimiento de la segunda bajo el
control de la primera." Julio César
Guanche. Prólogo a El espacio y el límite. Estudios sobre el sistema
político cubano, de Juan Valdés Paz Buenas nuevas sobre un viejo tema:
política, administración y socialismo. Rebelión. 10-02-2010. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=100188
[14] Orestes Martí y Manuel
Alberto Ramy. Entrevista a Aurelio Alonso, sociólogo cubano… La Ventana. http://laventana.casa.cult.cu/modules.php?name=News&new_topic=10
[15] “En el patrón de equidad existente, las diferencias son mayores
que en el pasado. Parafraseando a un amigo debo afirmar que al período especial
entramos todos juntos y vamos saliendo uno a uno, cada cual como puede.” Carlos Torres. Entrevista a Aurelio
Alonso. Hay que reinventar el socialismo del siglo XXI. La Ventana. Martes, 1
de julio del 2003.
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