lunes, 20 de enero de 2014

La "mecánica" capitalista que nos oprime... (Revisitada, otra vez, desde Cuba).


"La naturaleza […] es la Revolución mecánica, motorizada, del capitalismo."
      Santiago Alba Rico

"solo quien desconoce la gravedad del mundo puede jugar tan dichosamente."
   Stefan Zweig

Durante la sucesión histórica de hegemonías capitalistas, el sistema ha perfilado como universalismo posible, un mecanismo para la reproducción (sociorrelacional) que aplica retorno involutivo una y otra vez; tantas como sean necesarias, para que el orden social oscile, en su dimensión local o global, hacia el punto calendarizado del capitalismo si la penuria social, por insoportable, impone la praxis política para su desmantelamiento.


En su texto "Devolución" Alba Rico[1], nos ayuda a desentrañar e interpretar los engranajes de ese mecanismo.

Los países del eje: Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador o Nicaragua, en el empeño por materializar proyectos emancipatorios, se enfrentan contra las variantes más violentas y perversas de dicho mecanismo.

Ocupando tiempo en evadir a este mecanismo nuestros proyectos se han visto ralentizados. Aún concentramos enormes cantidades de energía espiritual, material y política en ello; por sobre asuntos más importantes en la re-evolución social. Y durante etapas relativamente extensas haciéndolo ¿casi?, solos.

Si algún sociópata en su precariedad intelectiva sueña con una recepción "olímpica" a la exclusiva autoproducción burguesa, más si no “blanco”, pobre y desclasado, podría llevarse un susto que haría gritar a las piedras. Si alguien cree que dentro del panóptico, que tal mecanismo imperialista activa para los excluibles históricos como nosotros, podría cruzar la línea hacia esa autoproducción burguesa; recibiría un formidable puntapiés desde este mecanismo, recreado en el cuento excelente de Alejo Carpentier Los fugitivos; cuando en su momento climático, pueda leer: "...Cimarrón dio un paso, adelantando una mano blanda hacia su cabeza. Perro lanzó un extraño grito, mezcla de ladrido sordo y aullido, y saltó al cuello del negro".

La Naturaleza ha sido alterada por los "perros" de la naturaleza –cultura universalizante o cotidianidad-, del sistema capitalista que ha secuestrado, para sí, la posición de aquella.

Lastramos un porciento considerable de ignorancia supina durante el discernimiento de tal proceso. Hablo desde, y dentro de la individualidad, subjetivada y comprometida con un proyecto socialista emancipatorio radical como el cubano. La hegemonía capitalista, en su sucesión histórica, ha insistido con delectación psicópata y violencia, en horadar al interior de las heridas históricas que ellos mismos infringen a las naciones y las sociedades latinoamericanas, al persistir en apresarlas dentro de sus intereses.

A través de los espejismos que el modelo (fetichista) estadounidense promueve desde sí, propicia que los rezagos como el racial, las diferenciaos ideológicas, y de otro tipo, las disfunciones en la autoproducción durante la construcción de una nueva realidad socialista, sean inteligidas por algunos de nosotros, como endógenas de nuestra cultura. La cotidianidad que impone la cultura universalizante del capitalismo a Cuba, Ecuador, Venezuela, Bolivia o Nicaragua, aún descansa sobre una costra obcecada, que la memoria histórica de la dominación capitalista -ya desmantelada o por desmantelar- insiste en insertar a través de nuestros errores o disparates. Algunos de nuevo cuño, otros atávicos que legan vulnerabilidad, a veces negligente, contra el esfuerzo común aportado al proyecto socialista. Incluso, con la anuencia inconsciente o no de nosotros mismos.

Hemos dilapidado recursos materiales y desperdiciado recursos espirituales. El mecanismo de marras, no lo perdona. La legalidad, por ejemplo, es una relación social; ni entelequia, ni epifenómeno. Juega su rol en la reproducción, y en las relaciones de fuerza entre las personas que se mueven dentro de tal reproducción.[2]

La revolución socialista cubana, por ejemplo, ganó la unidad indispensable para resistir el ¿embargo?, o guerra económica y política del gobierno angloestadounidense -contra ella- dentro de su propia etapa histórica como hegemonía capitalista; y tan cerca geográficamente como al alcance de una pedrada. Ha sido muchísima la osadía; la misma experiencia que hoy vive Venezuela con la revolución legada por Chávez.

El Socialismo que necesitamos tiene que ser hoy para ahora, por y para nosotros mismos. Y tiene que ser culto; sin perspectiva alguna de aristois o elegidos. Siempre perfectible desde la democracia y el empoderamiento popular responsable y comprometido del pueblo políticamente organizado. Y desde individualidad ciudadana subjetivada a través del compromiso ético e inalienable con la integración regional de Nuestramérica. Desde cabeza propia libre de mezquindades, y de sí misma; como lo expresara en su momento Silvio Rodríguez, incomprendido por cierta poesía cubana castiza. Emancipada de “tradiciones culturales” –las tradiciones no son “rescatables”; o no son tradiciones-, consensuadas desde la memoria del orden burgués, aún si activas o por desmantelar en nuestra cotidianidad.

La escatología del dominado -sujeto (colectivo) social “vencido”, al decir de Néstor Kohan-, todavía ronda nuestra praxis diaria; se rige por referentes de la cotidianidad capitalista. Y lo peor, posee una simbiosis con nuestra integración regional. Ese mecanismo patrulla a dicha simbiosis.

Somos la Primera Puerta de entrada, nunca de salida, a un proceso histórico de transformación socialista radical, de la sociedad, que duramente ha ido salvando cada uno de sus enormes escollos. Y no será suficiente; las individualidades y estratificaciones se cansan por el camino que lejos de certezas y teleologías, no avisa de sus sorpresas. Las sombras de la memoria de la dominación, durante etapas más o menos extensas, salen desde los bordes del camino para convocar a las tesituras espirituales más vulnerables, a cometer disparates contra sí, frente a un azogue que les devuelve la imagen de un paraíso intangible como si la propia.

Algunas de nuestras gentes no entienden mucho de socialdemocracia o reformismo que potencia, hasta la crueldad, el valor de cambio por sobre el de uso. Y si una remesa llega desde allí, se la recibe con la banda municipal y dos semanas ausente al trabajo; o hurtándole a la sociedad insumos para la confección de un buffet privado.

El rentismo con tufo a suntuosidad precaria, se adueña de la voluntad de los individuos, sustituye al compromiso social con TODOS, y conmina, en Cuba, a una marcha pesetera de los humildes con "damas y caballeros de compañía", pagados por la SINA en favor de la ultraderecha global. Para que las calabazas escasas del agromercado se vuelvan carrozas “rococó”, los jamelgos estoicos del surco, briosos alazanes; y los ratones de los desechos abandonados por la desidia institucional y ciudadana, en la vía pública, elegantes cocheros y pajes desde un cerebro alienado, conque regresar al “sueño” de la cultura capitalista, cada vez más rápido. Y sean cada vez más cortas las sesiones de la realidad monda y lironda; la de los problemas sociales.

Vivir semi-despiertos, flotando en la ignorancia o el analfabetismo funcional, es someterse a las mezquindades como dueñas privadas del sentido común imperialista, ahora global durante las relaciones de poder entre las personas y las culturas, impuestas por la hegemonía capitalista de turno. La más extensa, pero nunca eterna, que ha disimulado a veces sin éxito, que no "hay democracia sin una concepción política del poder que determine cómo todos los hombres están llamados a ejercerlo sin responder a las preguntas del censo sobre el color de la piel, la calidad de los dientes, su religión o cuenta bancaria"[3], u otros atributos burocráticos de casta, que le vengan al galgo de la dominación plutócrata. Ese "perro" que atrapa cimarrones por el cuello. Y forma parte del mecanismo de marras. La pobreza nunca pasa sola, tenemos que hacerla "pasar", y el cultivo de una individualidad ciudadana, culta y revolucionaria es imprescindible para ello. Hoy; para ahora.

Pero no es suficiente si la iconoclastia viene mezclada con el desprecio hacia el compromiso individual que construya la realidad socialista de todos; si la memoria cultural forjadora y custodio del proyecto emancipatorio que se empeña en continuar la revolución (transición) socialista, es anestesiada hacia posiciones rentistas, en la idiotez de la digestión por el sueño con un maná, que también se cultivó en la parcela socialista “real” de Europa del Este con referentes de Hollywood y MTV.[4]
El culto abstracto al dólar (USA), de una manera u otra incide en la situación local cubana de la doble moneda, que por momentos de la crisis de los 90, devino en tres: dólar, peso cubano (depreciado) y peso convertible. La situación de la economía cubana no se equilibrará hasta que ese entuerto monetario haya desaparecido.

Lo anterior implica al fechitismo dinerario –se compra y se vende dinero[5]-; algunas personas generalmente optan por acopiarlo de manera improductiva, versus la propiedad legal y (valor de) uso de lo necesario, como la vivienda. Contra las reformas legales aprobadas desde el 2008, se percibe una tendencia al acopio de "dinero duro" (rentismo improductivo) en mano. Bienes como la vivienda se ofertan (ilegalmente en pesos convertibles) por quienes la recibieron mediante asignación subsidiada por "caso social", lo que puede volver a convertirlos en vulnerables; con el riesgo de que sea otra vez el Estado el que deba solucionarles (a crédito subsidiado, cuando ya hoy algunos exigen que se subsidien hasta los precios de la venta liberada de los automóviles) un problema que depende de la justicia social efectiva; y no de “la sustancia de lo que se espera”. Dicha tendencia incluye a dos opciones puntuales: la intención por parte de individuos (incluso extranjeros) de adquirir una o más viviendas con el propósito de acopiar lo que es, o pueda llegar a ser capital mediante su lucro “discreto”.[6] La otra opción se concentra en re-potenciar servicios (por cuenta propia) ubicándolos en edificios de vivienda cerca de espacios hoteleros, o de alta concurrencia de turismo extranjero apelando a procesos tóxicos de relación social.[7]

El fetichismo dinerario impone una tendencia dinámica al rentismo improductivo –el derecho a una plusvalía al margen del trabajo[8]-, recurriendo a la insuficiencia salarial como excusa, para el acopio parasitario sin utilidad social ni respeto a las leyes. Más que en el acopio de objetos, descansa en la convocatoria a un rentismo que disperse a la socialización productiva necesaria al socialismo; es decir que equivalga:

a construir […] en cada instancia productiva la imposibilidad de la explotación […]: «la propiedad capitalista significa no el derecho de disponer de objetos, sino el derecho a un ingreso sin trabajo, a una plusvalía», «la supresión de la explotación, la supresión de este derecho [a la plusvalía improductiva], es […] la supresión del valor capitalista, la confiscación del capital», «si el proletariado mejora tanto sus condiciones de trabajo que las compañías ya no proporcionan una ganancia sobre el capital, su valor capitalista caerá a cero; las fábricas pueden ser útiles para la sociedad, pero habrán perdido su valor para los capitalistas», «ésta es la expropiación que Marx contemplaba» [9]

Durante la crisis de los 90 del siglo XX en Cuba, el discernimiento crítico de los individuos pudo haber retrocedido hasta gestar un territorio mental que ocupa ese culto imperialista que tiene al dólar como su dios (las fantasías de la pobreza). Unido a la necesidad de una praxis política que genere el reajuste radical para la transición socialista sustentable posible, se abre ante la autoproducción local una etapa de incertidumbre inteligible, solo, a partir de que dicha transición socialista posible, pueda significar el inicio del desmantelamiento del sistema (orden global) capitalista.

La ansiedad subjetiva local que esto provoca aún está insuficientemente analizada; la re-estratificación de la sociedad cubana en las última dos décadas, en medio de una crisis que el estatus de plaza sitiada agudiza, dificulta aún más la indispensable praxis política radical socialista en la convocatoria al aumento socializado de la productividad durante el reajuste legal (indispensable) del mercado del trabajo.

El juicio se atrofia desde la conciencia pasiva del asistencializado estatal en un país pobre. Y favorece al desánimo agresivo que manifiesta el sometimiento a la reproducción abierta e indecente de modos tóxicos de relación social (mal tolerados por el control institucional) como la corrupción, la estafa, y el rentismo improductivo, abonados por los efectos del bloqueo: prohibición de la compra de rubros esenciales como los alimentos, las medicinas, las tecnologías necesarias al incremento de la productividad. La obsesión por el acopio improductivo de dinero duro deviene, entonces, en pandemia. Morales advierte que “quien apela a la corrupción para enriquecerse, es muy difícil que después conserve aún otros valores”[10] Cualquier relación social tóxica posee afinidad con el acopio improductivo de “dinero duro”. Cuba es un país pobre como proyecto socialista en estatus de plaza sitiada; la porción de ciudadanía e institucionalidad corruptas ¿intercambia?, “cosas” que son, o pueden ser (a falta de suficiente efectivo disponible al lucro) capital. ¿Se “intercambia” solo para subsistir si la plusvalía improductiva está ausente? Morales caracteriza a una “forma […] sutil encubierta de corrupción”[11] a la que “no pocos le restan importancia, porque la practican sistemáticamente o porque no la ven con el grado de peligrosidad con que miran la de los altos funcionarios”[12]. Pero termina siendo una variable de acopio parasitario de capital; o de lo que puede equivaler a dinero duro. Cuando el dinero mismo ya es una mercancía también, se migra esencialmente para; se asume una relación social tóxica, se espera a un pariente que resida en el extranjero, se consensua una boda con alguien de “afuera”, el éxito a cualquier costo o la ansiedad de un contrato de trabajo en el exterior; se experimenta la esperanza más noble o el “cambio circunstancial” de color ideopolítico, de suyo por esa misma razón.

Se da una situación anómala en el proceso social cubano: cuando se alienan actos efectivos de justicia social contra el desamparo persiguiendo el valor de cambio de esos actos. No se niega el derecho legal de alguien a enajenar su propiedad; se llama la atención acerca de que uno de los objetivos del secuestro del biotiempo ajeno emerge sin demasiada timidez, en la cotidianidad que busca sustentabilidad (en democracia) a la transición socialista posible. Los valores ideopolítico y ético interactúan con lo material desde la Cultura en tanto, acumulación histórica que soporta a la cultura (cotidianidad) como modelo de sociedad o sistema durante “la responsabilidad [política] en la praxis social [que significa] Dar, quitar, disminuir o enfrentar [esa] responsabilidad [en democracia[13]] ante sí y ante lo otro o los otros”[14]. Improbable durante la des-semantización de actos y signos de justicia social efectiva que manifiesten una disminución sensible de la conciencia política cara a la sustentabilidad del socialismo contra la pacificación mental burguesa. ¿Vamos, uno a uno y como se pueda, saliendo del período especial en tiempo de paz –crisis-, en el que entramos todos de sopetón? [15]

Estado, instituciones y legalidad son relaciones sociales. Trabajo y productividad modos sociorrelacionales. Si existe una porción de la ciudadanía individualidad sin conciencia ética de la libertad y la igualdad; o disfuncionalmente subjetivada, entonces, aún tendremos conflictos en la producción (autoproducción) de realidad nueva indispensable. El derecho a la libertad individual, a mofarse de las jerarquías melifluas, a escoger la ocupación laboral que más beneficie, no puede estar por sobre el derecho y la libertad ciudadana de los otros. Menos aún, si se ha asesinado o intentado asesinar a alguien, se ha delinquido; o se ha efectuado una mingición ordinaria -como perro del mecanismo de marras, y operativo en el cuento del maestro Alejo. La ciudadanía (individual o colectiva) es una relación social que se cultiva, empoderada hacia consenso colectivo dentro del pueblo políticamente organizado; pero no "se aprende".

Se nace libre; el asunto terrible, después de nacido, es liberarse, constantemente, para el desarrollo del respecto y la solidaridad humana entre los individuos. Por ese rumbo, para todos, debe ir un proyecto emancipatorio desde praxis política revolucionaria en transición socialista. Y a pesar de los disparates, estamos aquí todavía contra ese mecanismo. Y no debe ser por gusto. Estaremos casi “llegando” a la meta, cuando sea recuerdo de la antigüedad que la "oposición" mercenaria, si es que existe a esas alturas, no se aproveche de la vida y credulidad de los hombres humildes -aún si convictos, o ignorantes-, conque renegociar sus viajes a las pesetas y el “paraíso” de una hegemonía capitalista. Para ese momento, habremos desmantelado también el mecanismo de referencia. Y a sus perros los habremos devuelto, entonces mansos, a la Naturaleza real.

Desde el litoral oeste de La Habana marxista, martiana, revolucionaria y bolivariana. 20/01/2014

NOTAS:



[1] Santiago Alba Rico. Devolución. Rebelión.org. Opinión. 09-01-2008. http://www.rebelion.org.
[2] Desde un análisis acerca de un ensayo de Alba Rico y Fernández Liria sobre Cuba y su revolución, Guanche nos advierte que: "La forma en que ese juicio sumarísimo contra las revoluciones ha triunfado en el sentido común se expresa a través de ciertas tesis que han ganado el rango de "universales": a) son más viables "las reformas" que "las revoluciones"; b) es preferible la "evolución cultural" a la "revolución cultural"; y c) es superior el "pacto constitucional" entre el príncipe y sus súbditos, a "la imposición" unilateral de la Constitución por parte de uno de ellos." Julio César Guanche. La idea de Cuba. La antigua razón y la nueva libertad (Epílogo a Carlos Fernández Liria y Santiago Alba Rico a, Cuba, la Ilustración y el socialismo, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2005). En: El continente de lo posible. Un examen sobre la condición revolucionaria. EDT: Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello, 2008. Ruth Casa Editorial, 2008. Pág. 153.
[3] Julio César Guanche. Ibídem. Págs. 159-160.
[4] Guanche comenta que Alba Rico y Fernández Liria, "encuentran en Cuba un contenido importante de la dignidad humana que no hubiera desdeñado el propio Kant. "Los cubanos se han acostumbrado a la dignidad, tienen la tradición de no inclinarse, han adaptado sus órganos a la normalidad de no reconocer jerarquías, ni en el lenguaje ni en el trato", escribe Alba. Contra Montesquieu, ambos autores deciden que nada tiene que ver el trópico con ello, sino la economía política del socialismo y lo que Paul Lafargue llamaba "el derecho a la pereza de la humanidad". Julio César Guanche. Ibidem. Pág. 162.
[5] Jorge Luis Acanda. Capitalismo y racionalidad: una reflexión sobre la deuda externa desde el pensamiento crítico. Bajo el Volcán, Puebla, México. Puebla. 2001. Nro. 2, 2. págs. Documento Descargado desde la "Biblioteca Virtual de Filosofía y Pensamiento Cubanos" http://biblioteca.filosofia.cu/   
[6] Se dio un caso en los alrededores de la intercepción de las calles 23 y 12 en el Vedado. Y otro en el edificio "Los marinos" a la entrada del barrio de Jaimanitas en el MunicipioPlaya, que es, o fue un proyecto para solucionar "casos sociales" graves, entregado por el gobierno de la provincia al gobierno municipal, el cual destinó 12 de los 24 apartamentos a ese propósito. Agravado por la situación de que dicho edificio está ubicado físicamente dentro de un Círculo Social Obrero -Aracelio Iglesias-, del sindicato de la Alimentación y la Pesca; siendo del año 1994 el proyecto para separar a ambas edificaciones. (NA)
[7] Ver: Luisa Campuzano. ¿Esto es posible y legal? Sección Cartas a la Dirección. Periódico Granma (edición impresa). Viernes 1º de marzo del 2013. pág., 10
[8] Ver: Gregorio Alberto Cejas Díaz. Juventud Rebelde. 22 de Julio del 2013.
[9] Julio César Guanche: Todo lo que existe merece perecer (o una pregunta distinta sobre la democracia). En: RUTH. CUADERNOS DE PENSAMIENTO CRÍTICO. No. 1/2008. Pág. 232. 
[10] Esteban Morales. Cuba: corrupción, ¿la verdadera contrarrevolución? Progreso Semanal. www.kaosenlared.net/noticia/cuba-corrupcion-verdadera-contrarrevolucion.
[11] el "funcionario, que administra una cafetería y le consigue los dulces y la cerveza al amigo que va a celebrar los 15 de la hija, mientras que éste último, administrador de una fábrica, le  suministra las lozas y el cemento que el primero necesita para levantar una habitación adicional. Un simple intercambio entre dos. Donde no media dinero sino bienes y en el que no pocos se hacen los de la “vista gorda”, esperando que le llegue su turno de practicarlo también." Esteban Morales. Ibidem.
[12] Esteban Morales. Ibídem.
[13] "… lo político habita en una relación, [...] todo es politizable: el Estado hace parte de lo político, y no a la inversa, [...] El sentido de la política, como decía Hannah Arendt, es la libertad. La mera administración, […] hace descender lo político a la dimensión de paz, seguridad y orden. [...] la construcción democrática tiene lugar en el campo ampliado de lo político, supone el desarrollo de la política sobre la administración y el desenvolvimiento de la segunda bajo el control de la primera." Julio César Guanche. Prólogo a El espacio y el límite. Estudios sobre el sistema político cubano, de Juan Valdés Paz Buenas nuevas sobre un viejo tema: política, administración y socialismo. Rebelión. 10-02-2010. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=100188
[14] Orestes Martí y Manuel Alberto Ramy. Entrevista a Aurelio Alonso, sociólogo cubano… La Ventana. http://laventana.casa.cult.cu/modules.php?name=News&new_topic=10
[15] “En el patrón de equidad existente, las diferencias son mayores que en el pasado. Parafraseando a un amigo debo afirmar que al período especial entramos todos juntos y vamos saliendo uno a uno, cada cual como puede.” Carlos Torres. Entrevista a Aurelio Alonso. Hay que reinventar el socialismo del siglo XXI. La Ventana. Martes, 1 de julio del 2003. 

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