Por: Carlos Luna Arvelo | Fuente: aporrea.org
Quienes estuvimos asumiendo parte de la campaña por la
liberación del camarada Julián Conrado, quien en unos pocos meses cumpliría
tres años encarcelado en Venezuela por órdenes de la oligarquía colombiana,
damos gracias al Presidente Santos por ordenar a las autoridades venezolanas la
liberación de este camarada.
Quizás si antes la campaña que desplegamos la hubiésemos
orientado a sensibilizar al Presidente colombiano, Julián hace tiempo gozase de
la libertad que apenas ahora se le otorga. Pero no, por estar pensando que a
cuenta de revolucionarios nuestro gobierno bolivariano actuaría soberanamente
en el asunto y dispondría la libertad del hombre, equivocamos la campaña.
Tenemos que decirle al camarada Conrado que apenas el
gobierno colombiano indicó se le está otorgando su libertad, pero olvídese de
Asilo o de algo que se le parezca compa. Tendrá que buscar Cuba, la isla que
con su tradición internacionalista y revolucionaria nunca le ha sacado el culo
a sus camaradas.
Parece increíble y provoca mearse de la risa, enterarse que
es ahora casi que por mandato expreso del Gobierno colombiano cuando el
gobierno de Venezuela libera a Julián, casi que en cumplimiento de la orden de
Colombia. Bueno dirán los “camaradas” del gobierno que si Julián fue hecho
preso por el gobierno colombiano corresponde al gobierno colombiano dictaminar
su liberación, como ha ocurrido.
No se a los compas que estuvieron en la campaña por la
liberación de Julián, pero lo que soy yo siento una inmensa alegría por la libertad
del hombre mezclada con la gran arrechera de sentir que definitivamente en este
caso fue la oligarquía colombiana la que en Venezuela tomó tanto la decisión de
apresar a Julián como la de liberarlo.
Quedan los casos de otros compas por ahí pendientes, otro
colombiano que ojala Santos y su gobierno giren instrucciones pronto a
Miraflores y que los que en Europa someten al pueblo vasco ordenen a nuestro
gobierno la liberación del compa que acá apresaron, por órdenes de allá.
Un saludo revolucionario al camarada Julián, que nos excuse
el maltrato de que fuera víctima por parte de nuestro gobierno “Revolucionario”
y que sepa disculpar nuestra ingenuidad y nuestro pelón de bolas al impulsar
una campaña por su liberación recurriendo a los gobernantes del país, ignorando
y desconociendo el poder fáctico que la oligarquía colombiana ejerce sobre las
autoridades venezolanas, como quedó plenamente demostrado en este caso.
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