Por Víctor Andrés Gómez Rodríguez
“...la clase dirigente tradicional,
que tiene un numeroso personal adiestrado, cambia hombres y programas y reasume
el control que se le estaba escapando con una celeridad mayor de cuanto ocurre
en las clases subalternas; si es necesario hace sacrificios, se expone a un
porvenir oscuro cargado de promesas demagógicas, pero se mantiene en el poder”.
Antonio Gramsci.
"El capitalismo ha logrado universalizarse y
universalizar su cultura, y esgrime con gran fuerza esos logros contra la
humanidad y el planeta."
Fernando Martínez Heredia.
El acceso subsidiado a un automóvil, el acopio de capital para la renta
improductiva y el uso confortable de la violencia, son de las quimeras que lograron brincar desde año anterior hacia este
con éxito; a través de la cultura. Es evidente que la promoción para el consumo
de un capitalismo abstracto, por “eterno” logra una victoria de la clase
dirigente tradicional burguesa sobre una porción, no despreciable, de los
dominados o “vencidos” en estado permanente de exclusión. Para los que no hay
futuridad posible, sino mediante determinados “tarecos” de la cotidianidad
imperialista.
Es un problema de tupición en la cañería del sentido común; es decir, un
problema cultural. Aún cuando alguien crea que intento “botarme de salao” –como decimos en Cuba al nivel de la semántica callejera.
¿Suena algo escabroso? Siguiendo al eminente Iuri Lotman lo que se
comunica, que es mediante el lenguaje, deviene en norma práctica –o praxis del
fundamento político en toda cultura-, con que organizar al mundo en el que está
contenido el individuo. Tal fundamento establece una relación del presente con
el pasado: ¿cómo? mediante programas de comportamiento social que mantienen una
interacción constitutiva con el pasado, de forma que cualquier permanencia
–longevidad/eternidad-, valoriza al posible futuro como prolongación de ahora –del
presente.[i]
Lo que no franquee ese tamiz, ni siquiera pasó de moda; sencillamente
no existe. El sistema capitalista ha
impuesto su propio tamiz, hegemonía mediante, a través de sus “tarecos” o
“cosas” como implicantes absolutos de un presente con futuridad, Es decir, ha manipulado ese principio lotmaniano: imponiendo la dilucidación de un “pasado”
con dimensión des-histórica determinada, desde las normas de su cultura que
rigen a un presentismo, donde coloca a la cañona a su propio tamiz con que futurizar, solamente, a
lo que responda a sus intereses.
El dolor de cordal consiste en que, la cultura del capitalismo no posee
acumulación o totalidad histórico-cultural.[ii] No es una cultura (cotidianidad) proveniente de la
interacción con una acumulación histórica (Cultura) determinada: la hindú, la
china, la árabe, la bantú, la yoruba, maya, aymara, wayúu, japonesa; etc. Ni siquiera la griega, o la accidentada, imperial y
copiona por pleonástica, romana antigua; a las que asume mediante malversación
deshistorizada como su génesis. Sino la consecuencia de la implementación de
las relaciones sociales de producción capitalista, desde la emergencia de una
nueva clase social: la burguesía; cabalgando en su expansión global sobre la
modernidad europea. Quizás suene raro,
pero las verdades, las realidades mondas y lirondas frecuentemente repiquetean
bastante complicado.
El enredo viene de la pseudo intelección sometida, por parte de una
población enorme que habita a la actual mundialización del sistema capitalista,
que asume a esa cultura burguesa como la “cultura posible”.
El cambio social radical socialista, busca desmantelar a ese entuerto
epistémico; bien aferrado al sentido común del individuo medio, no diestro,
mediante esos “tarecos” que definen a su cotidianidad, y pretenden que se la
discierna equivalente a la cultura legitimada en su interacción con el mayor
desarrollo tecnológico posible. No hay que darle la vuelta completa al trompo;
es la actual hegemonía capitalista angloestadounidense la que cumple con esos
“parámetros”. Por ende, es la cultura posible como eternización del sistema.
Cuando dentro del cambio radical socialista posible se levanta el
primer “chichón”, la gente comienza a exigirle al proyecto socialista,
concentrándose en el sentido común capitalista. Daremos ejemplos para no
escribir tanto en “sanscrito”:
Cuba es un proyecto socialista radical para el cambio social[iii]; una nación y cultura con génesis en una sistémica
esclavista, saliendo del flagelo del monocultivo; a su vez acosada por una
guerra político-económica impuesta, precisamente, por esa hegemonía
angloestadounidense desde hace más de medio siglo. Los actos efectivos de
justicia social, desde hace 55 años, supuestamente significan nada ante la
posibilidad culturizada por el capitalismo de tener acceso a un automóvil.[iv]
En un país sin industria automovilística, el gobierno revolucionario
está “obligado” a “garantizarle” un carro a cada individuo al que se le antoje
la propiedad de uno.[v] Porque, contradictoriamente, el desarrollo y
mantenimiento de un stock de transporte público es un asunto, solo, del
“gobierno”; allá él. Así es que el Estado debe poner esa “urgencia” automovilística
por sobre, no solo las guaguas para el servicio público; también por sobre
todos los actos efectivos de justicia social. O, está obligado a mantener esos
actos de justicia social, y al mismo tiempo garantizarle el acceso a un carro –si
“americano” mejor-, a todo el que crea que merece o necesita uno.
Es justo admitir que, la política seguida en Cuba para la asignación de
autos por asuntos de trabajo –chapas estatales-, o privados a profesionales
–chapas particulares-, con cierta regularidad sufrió de una esquizofrenia
circunstancial propia de quien intenta repartir con la “lógica de la pobreza”
en medio de una escasez concomitante con la inexistencia de lo vital; propiciando
el descontrol institucional.
La rectificación radical socialista implica a la necesidad de apelar a
la venta liberada de autos a precios que posibiliten acopiar fondos para disminuir
la situación desesperante de la mayoritaria población peatonal del país. Los
precios de venta son altos; en algunos casos bastante altos. A quienes aspiren
a comprar un auto a precio subsidiado, y están ya hasta levantando sus
“garajitos” habría que preguntarles cuánto les costó el título de nivel
superior que ahora les permite pensarse profesionales con derecho a una
obligada diferenciación pseudo burguesa. El derecho a adquirir un auto por
quienes tengan los fondos legales para ello está garantizado; el problema no es
vetar a la venta de automóviles. Pero; ¿subsidiar un lujo?
Esa obsesión a veces alcanza festones rocambolescos. La BBC[vi] describió a la
nueva ley cubana que permite la venta libre de autos a precios no tan
asequibles, como un síntoma del “colapso del gobierno”[vii]. Pero olvida que la transición socialista
garantizando un auto a cada individuo es una deformación idiota del capitalismo,
que se cree a sí mismo una cultura con acumulación o totalidad histórica. ¿A
quién se le ocurrió que un socialismo sustentable, posible, en tanto transición
social, se vadea cada cual en automóvil?
Si existe, en medio del bloqueo yanqui, una lucha peliaguda por la
sustentabilidad alimentaria, a qué viene un mercado emergente para la venta subsidiada
de autos a particulares en función de expeditar diferenciaciones que subrayen a
la alienación y exclusión de las mayorías como normas inalienables. A un acopio
que vaya dirigido al círculo pro burgués, sobre todo en un contexto de crisis
capitalista que está haciendo polvo a esa llamada burguesía media hacia la que
algunos quieren saltar desde el abandono del proyecto socialista radical,
pisando las cabezas de esa mayoría.
Gorz, que no ha sido ni es “santo de mi devoción”, ya en 1973 - Le Sauvage-,
escribió un ensayo[viii] acerca de las desventajas de la cultura del
automóvil donde incluye preciosuras como éstas:
[Los automóviles son] "bienes de lujo inventados para el placer
exclusivo de una minoría muy rica, y que nunca estuvieron, en su concepción y
naturaleza, destinados al pueblo. A diferencia de la aspiradora, la radio o la
bicicleta, que conservan su valor de uso aun cuando todo el mundo posee una, el automóvil,
como la finca a orillas del mar, no tiene ningún interés ni ofrece ningún
beneficio salvo en la medida en que la masa no puede poseer uno."[ix]
¿El automóvil y la democratización social desde la cultura burguesa?
"el auto es un bien de lujo. Y el lujo, por
definición no se democratiza: si todo el mundo tiene acceso al lujo, nadie le
saca provecho; por el contrario, todo el mundo estafa, usurpa y despoja a los otros
y es estafado, usurpado y despojado por ellos."[x]
Y que el Estado (que es una relación social); sobre todo si desde
cambio radical anticapitalista, se lo crea a pies juntillas... (¿!)
"hay muchos demagogos que afirman que cada familia tiene derecho
a, por lo menos, un coche, y que recae en el “Estado” del que forma parte la
responsabilidad de que todos puedan estacionarse cómodamente y circular a
ciento cincuenta kilómetros por hora por las carreteras. [...] La monstruosidad
de esta demagogia salta a la vista y, sin embargo, ni siquiera la
izquierda la rechaza."[xi]
¿La relación entre el lujo del auto como diferenciación social burguesa
y la violencia?
Lamentablemente, la disconformidad con las injusticias de la sociedad
capitalista no siempre se expresa a través de un proyecto emancipatorio
radical; eso solo se expedita con cultura política anticapitalista a través del
pueblo políticamente organizado y empoderado en democracia.
La violencia en función de actos ilegales con que insertarse en la
polarización distributiva insoportable durante el acopio parasitario de capital,
se manifiesta a través de la falta de conciencia de clase; es decir, desde una
actitud de sometimiento donde el excluido o dominado factura su intención de
hacerse de algo –a cualquier precio- de esa riqueza usurpada en el acopio
imperialista, en busca de “mutar” él también en burgués, aún mediante los modos
más espurios: la malversación, el narcotráfico, el mercenarismo en contra de
los suyos. El asesinato que no excluye a los mismos privilegiados del jet-set.[xii] El poder imperialista prefiere atravesar por ese
camino de espinas antes que una revolución social, y así conservar su “triunfo”[xiii]. En el caso de Cuba no se limita a vender autos
caros, ni en el de Venezuela
bolivariana, a rebajar, hasta lo “justo”, la adulteración de precios impuesta
por la ultraderecha y la no ultra malversadora:
"El automovilismo de masa materializa un triunfo absoluto
de la ideología burguesa al nivel de la práctica cotidiana: funda y sustenta, en cada quien, la creencia
ilusoria de que cada individuo puede prevalecer y beneficiarse a expensas de
todos los demás. El egoísmo agresivo y cruel del conductor que, a cada minuto, asesina
simbólicamente a “los demás”, a quienes ya no percibe más que como estorbos
materiales y obstáculos que se interponen a su propia velocidad, ese egoísmo
agresivo y competitivo es el advenimiento, gracias al automovilismo cotidiano,
de una conducta universalmente burguesa."[xiv]
La plutocracia global, verdadera propietaria del acopio mundializado de
capital, avanza a una velocidad automovilística imposible de alcanzar por las
mayorías excluidas, que, conformadas por individuos que sueñan cada uno con
apropiarse de “su” automóvil para intentar alcanzar a esa plutocracia, o al
menos pasarle por encima a quien va a pie –que es un acto de violencia-, mientras
puedan ir “acercándose”, de manera ideal a la plutocracia. De ahí que la
politización burguesa que convierte a un lujo en “acto de justicia social”,
esté invisibilizada en su implicación cultural –Lotman nos hace un guiño-, y la
interacción entre cultura y tecnología sea el modo “inexorable” de discernir al
progreso civilizatorio. Deben tener extremo cuidado las izquierdas –si
anticapitalistas- porque puede pasarles como a los ingenuos que confunden la
justicia social con la tecnocracia, cuando el mercado capitalista entendió, en
el apogeo del keynesianismo que:
“Bastaría con bajar el precio del auto mediante la producción en masa y
el montaje en cadena. La gente se apresuraría a comprar uno. Tanto se apresuró
la gente que no se dio cuenta de que se le estaba manipulando. ¿Qué le prometía
la industria automóvil? Esto: “Usted también, a partir de ahora, tendrá el
privilegio de circular, como los ricos y los burgueses, más rápido que todo el
mundo. En la sociedad del automóvil el privilegio de la élite está a su
disposición.” […] La gente se lanzó a comprar coches hasta que, al ver que la
clase obrera también tenía acceso a ellos, advirtió con frustración que se le
había engañado. Se le había prometido, a esta gente, un privilegio
propio de la burguesía; esta gente se había endeudado y ahora resultaba que todo el mundo
tenía acceso a los coches a un mismo tiempo. ¿Pero qué es un
privilegio si todo el mundo tiene acceso a él? Es una trampa para tontos. Peor aún: pone a todos
contra todos.” [xv]
Esa “trampa para tontos” llegó a su clímax con la implementación del
neoliberalismo. La violencia social, simbólica y efectiva que impone el acopio
de capital y de todo lo que pueda llegar a convertirse en capital, en tanto
parasitaria, durante la consecución de una renta improductiva posible, expande
sus réplicas hacia, y de todos los estratos sociales unos contra los otros,
incluso al interior de proyectos de emancipación social radical socialistas,
donde se desata cierta su2per-tensión competitiva entre los individuos y entre
los mismos estratos por definir quién se mueve en carro o a pie durante el
cambio social anticapitalista.
Llevar a cabo Misiones sociales y a su vez intentar crear condiciones
confortables para esa “competición” implica que con un solo cuerpo, cada pierna
tome por un rumbo diferente. Y ese puede ser el soporte teórico que exprese un
acto de violencia social. ¿Camino a dónde vamos? Los cambios sociales a través
de reformas, son solo una serpiente que se muerde la cola, de regreso a la
eternización del capitalismo. ¿A quién se le ocurre que, el auge en la
comercialización de automóviles debe imponerse por sobre la inversión en el
transporte público –o en la materialización de actos efectivos de justicia
social-, con que profundizar a los antagonismos en la lucha de clases a favor
de la guerra cultural desplegada por esa plutocracia global en el
“rescate” y mantenimiento del lujo como norma cultural?
La interacción entre ostentación socioclasista de las diferencias, la
violencia en tanto espacio social confortable y el rentismo improductivo,
caracteriza a la sociedad capitalista en plena crisis global. La falta o
insuficiencia de un pueblo políticamente organizado y empoderado en democracia,
propicia un “iconismo” manifiesto en los actos de incultura política
anticapitalista, que no solo puede llegar a traicionar el legado de los héroes
de Nuestramérica; a su vez llevar a las mayorías desorganizadas
políticamente a esa violencia mundializada que se deslocaliza hacia los
espacios sur y mantiene el estrabismo de los individuos
concentrados en los espejismos que regala la cultura capitalista, como una
estrategias con que aliviar sus propias crisis.
La crisis capitalista brinca, de un año al otro, con sus quimeras de
las que algunos tontos se apropian. Pero los cambios sociales radicales no
viajan a través de fetichismos; ni la gobernabilidad, ni la posible paz social,
ni los actos sociales efectivos de justicia, ni el poder del pueblo
políticamente organizado en democracia y empoderado se garantizan a través de
la comercialización imperialista. Es poco probable que exista algo más cultural
que el cambio político radical en una sociedad.
Los fantasmas de la clase dirigente tradicional burguesa rondan y hasta se trepan por nuestras insuficiencias
para des-futurizar a los cambios radicales anticapitalistas, en busca de retomar
el poder. ¡Ay del pueblo políticamente organizado que lo olvide!
Desde el litoral
oeste de La Habana marxista, martiana, revolucionaria y bolivariana.
15/01/2014
[i]
Valdría la pena visitar a Lotman a través de lo que nos relata Méndez Rubio:
"En su ensayo con B.A. Uspenskij «Sobre el mecanismo semiótica de la
cultura», Lotman reconoce sin reparos la condición medular de la función
política en toda cultura: “El trabajo fundamental de la cultura consiste en
organizar estructuralmente el mundo que rodea al hombre” (1979: 70). Las
dinámicas comunicativas se definen entonces como dispositivo concéntrico cuyo motor
es el lenguaje, como sistema normativo que -frente a lo que ocurre con la
orientación hacia el futuro de los programas de comportamiento- mantiene una
relación constitutiva con el pasado, de forma que la permanencia, la
‘longevidad-eternidad’ aparece como criterio de valor y de unidad para el cual
el futuro importa únicamente como prolongación del ahora (1979: 72-73)." Antonio Méndez Rubio. HACIA UNA CARACTERIZACIÓN POLÍTICA DE LAS
CULTURAS. http://www.ugr.es/~mcaceres/Entretextos/entre3/mendez.htm
[ii]
Ver: Samir
Amin. La
desigualdad actual es el hecho social e histórico más impresionante de la historia.
La Haine. 7/10/2010. http://www.lahaine.org/
[iii]
Ver: Renaud Lambert. Hacia el
socialismo posible. Cuba, los frijoles y la reforma. Le Monde diplomatique | el Dipló 142 | abril 2011. págs. 14-16
[iv]
Ver: Leonardo Padura. Cuba: ¿Qué
planes tienes para Año Nuevo? Sinpermiso.info. 29/12/13. http://www.sinpermiso.info. (http://www.ipsnoticias.net/
9 de diciembre 2013)
[v]
Ver: Fernando Ravsberg. La odisea de
comprar un auto en Cuba - BBC Mundo, La Habana. Miércoles, 4 de septiembre de
2013.
[vi]
Ver: Redacción. El exorbitante
precio de los autos en Cuba: hasta US$262.000 por un Peugeot. BBC Mundo
Viernes, 3 de enero de 2014. http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias
[vii]
Ver: Fernando Ravsberg. La deuda que
Cuba no le pagará nunca a Moscú -BBC Mundo, La Habana. Viernes, 22 de febrero
de 2013
[viii]
André Gorz. La ideología social del
automóvil. La Rosa Blindada. 06. Ene.14. http://www.rosa-blindada.info/?p=2619
[ix]
André Gorz. Ibidem.
[x]
"Ningún demagogo ha osado todavía pretender que la democratización del
derecho a las vacaciones supondría una finca con playa privada por cada familia
francesa. Todos entienden que, si cada una de los trece o catorce millones de
familias hiciera uso de diez metros de costa, se necesitarían 140,000
kilómetros de playa para que todo el mundo se diera por bien servido. Dar a
cada quien su porción implicaría recortar las playas en tiras tan pequeñas –o
acomodar las fincas tan cerca unas de otras– que su valor de uso se volvería
nulo y desaparecería cualquier tipo de ventaja que pudieran tener sobre un
complejo hotelero." André Gorz. Ibidem.
[xi]
André Gorz. Ibidem.
[xii]
Ver: Prensa Web YVKE. Capturan banda
"Los Rapiditos" por asesinato de Mónica Spear. Aporrea.org. 08/01/14.
http://www.aporrea.org/actualidad/n242880.html
[xiii]
Ver: Daniel Pardo. Venezuela: cómo
es vivir en un país con violencia rampante. BBC Mundo, Caracas. Jueves, 9 de
enero de 2014 http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias
[xiv]
André Gorz. Ibidem.
[xv]
André Gorz. Ibidem.
Con el mayor respeto pero es que los precios de autos de Cuba hoy se van del mercado, pasará como con los celulares que pasado el tiempo cuando ya no vendan porque el mercado solvente se saturó los rebajarán, eso hacen todos los capitalistas, no creo que los cubanos que son aprendices ahora inventen una nueva teoría.
ResponderEliminarY lo más importante es que el gobierno cubano ha fallado a la palabra que dió, dijo que pondría precios referencia del mercado negro, y ¿dígame usted 250 mil CUC alguine vendía un auto en el mercado negro cubano?
Un saludo