miércoles, 8 de enero de 2014

¡Bravo!, comenzó la lucha contra la corrupción


Por Pancho J. Alegría - Fuente: www.aporrea.org


El pueblo venezolano, el que vive del esfuerzo diario de su trabajo asalariado, el que se levanta cada día, antes de que salga el sol, para, de manera honesta y con gran esmero, ganarse el pan de cada día, el que genera la plusvalía que es apropiada por los propietarios de los medios de producción para hacerse cada vez más ricos y más explotadores y, muy especialmente, el pueblo bolivariano que inscrito o no en los partidos y movimientos que respaldan el proceso revolucionario, el mismo varias veces se ha resteado con su gobierno, con su líder eterno, Hugo Chávez Frías, y hoy con las y los que encarnan su legado, la gran mayoría de este país pues, nuestro país, mi país, celebra la decisión, aunque tardía, de la Fiscalía General de la República de encausar penal y civilmente a los que utilizando sus puestos direccionales en el proceso revolucionario ser han enriquecido con los dineros del Estado, dineros del pueblo (nuestros, míos).


Por ello celebra los recientes autos de detención que se han venido produciendo en el país, relacionados ellos con ex-alcaldes, sin presumir de antemano su culpabilidad o inocencia, por ahora… Pero también nota que en los tres casos, públicos y notorios, se trata de militantes (¿ex militantes ahora?) que no obedecieron la línea oficial y lanzaron sus candidaturas en contra de la decisión de la cúpula del partido, la que todo lo decide dentro del PSUV, o contravinieron las órdenes de ese todopoderoso mando castrense, perdón partidista, ejemplo de democracia participativa y protagónica, o sea…

Ello llama la atención de ese pueblo, nuestra atención, mi atención, y, a la vez, la sospecha de que contra aquellas y aquellos que presuntamente también han delinquido, pero que no han osado contravenir las ordenes emanadas del cogollo, no se alzará la mano justiciera de la Fiscalía General de la República y demás órganos contralores del Estado.

En el caso particular de la fiscalía, ella debería notar que de estar su padre vivo, para dar el oportuno, sabio y honesto consejo (característico de su personalidad, atada ésta a la ética revolucionaria, como fiel militante, camarada del proceso revolucionario venezolano), seguro le subrayaría que “no es de revolucionarias dar la espalda a hechos bochornosos contra el erario público porque sus autores son de la cúpula gubernamental, por el contrario, la mano justiciera de los organismos del Estado tienen el derecho, y por mandato de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela el deber de sancionar a tales delincuentes. Perdonarles es atentar contra el proceso revolucionario, es debilitarlo, es conducirlo al fracaso”. Le diría, nos diría, nos dice que: “…contra ese tipo de delincuente se debe actuar con mayor severidad y celeridad, pues hacen más daño a la Revolución que los eternos delincuentes que militan en la contrarrevolución…”.

Públicas y notorias han sido las denuncias (profusamente documentadas) en contra de “camaradas” de importante relevancia en este proceso, denuncias aparecidas en medios impresos nacionales y regionales, que ni la Fiscalía, ni la Contraloría, ni el Poder Judicial, ni la Asamblea Nacional, entre otros órganos del Estado que les compete controlar, investigar y sancionar, han tomado como “noticia criminis” para proceder en consecuencia. Parece que ello solamente sirve de expediente secreto para llegado el momento en que la o el “camarada” osen enfrentar la cúpula gubernamental, esta “les pase factura”. A partir de ese momento descubren, descubrimos, me permiten descubrir, cuan delincuente ha sido, ahora sí, el o la “ex camarada” en cuestión.

Ese pueblo honesto y trabajador, la mayoría pues del pueblo venezolano, no es pendejo ni se chupa el dedo. De los casos de alcaldes “corruptos” reseñados por la prensa nacional, tomaré sólo tres para analizar: el del alcalde de Valencia llama la atención del pueblo venezolano, al valenciano, y especialmente de la militancia que desde un inicio de la gestión de Edgardo Parra detectó visos de corrupción, enteró de tales irregularidades al “viejo” Agüero y a cuantas instancia pudo acudir, quienes tenía, tienen, la obligación de reportar a la dirección del partido, lo hayan hecho o no tampoco es escusa, porque el pueblo se lo voceó a Chávez en oportunidades que visitó el estado Carabobo. En todo caso, la Fiscalía tenía el deber de investigar y proceder en consecuencia. ¡Ah, dio la espalda al hecho delictual! Eso es un delito… Y el “viejo” Agüero cometió dos delitos: uno, no haber denunciado ante los órganos competentes del Estado (no ante el PSUV) la situación delictual con las pruebas, o indicios, que el pueblo bolivariano durante largos años le aportó. El pueblo vive en la calle y allí se topa con “patas en el suelo” que de la noche a la mañana exhiben tanta riqueza. El segundo delito lo cometió el “viejo” Agüero contra el Proceso Bolivariano, porque su falta de ética revolucionaria lo llevó a “cabronear” a los Parra y sus secuaces, que de paso no han sido denunciados aún. ¿Será que nos los tenemos que seguir calando, y de paso en puestos claves del partido y organismos del gobierno nacional y estadal?

El caso de Maturín es más bochornoso, tanto para el gobierno (Nicolás Maduro amenazó públicamente a Numa Rojas el mismo día de la derrota electoral en esa alcaldía) como para el cogollo del partido y peor para la Fiscalía (aparece cumpliendo órdenes del cogollo del partido) que en tantos años no había procedido como era su deber. Público y notorio fue el comportamiento de la “Yaya”, compañera sentimental de Numa, a quien se achaca todos los “presuntos” desmanes administrativos cometidos en esa alcaldía, en los tiempos de Rojas. El pueblo no es ciego, lo de “público y notorio” se puede “notar” en notarias y registros de los estados Monagas y Sucre donde los sabuesos del CICPC se pudiesen dar banquete; eso si quisiesen o se les ordenase.

De paso, aunque no viene al caso, no es necesario haber realizado altos estudios de sabueso para en menos de una semana dar con el paradero de los que nos estafaron los VEINTIDOS MIL MILLONES DE DOLARES (22.000.000.000,oo). Pero… esperaremos que altos comisionados, especialistas en “Cadividitis” le anuncien al país, nos anuncien, me anuncien, quiénes nos robaron los reales. Lloverá y veremos porque…

El tercer caso, correspondiente a la alcaldía del municipio Moran, en el estado Lara, es más sintomático de lo que a retaliación política se refiere. Así parece, porque a decir del pueblo bolivariano, que no es pendejo y está en la calle, a Fidel Palma le están “pasando factura” de la gorda sin tener la burocracia “roja-rojita” de dónde agarrarse, porque (sin tener la intención de meter la mano a su favor) es el mismo pueblo, con sus organizaciones sociales (probadas en la lucha revolucionaria), que sale a defender a “su camarada”, quien les demostró no solamente haber sido un claro defensor del proceso revolucionario sino de su pueblo. Tanto es así que la torpeza de las mandadas y mandados a “proceder como indica la Ley” pone en entredicho la acción retaliativa del citado cogollo. Un connotado representante del cogollo, Dip. Pedro Carreño, tuvo el descaro de amenazar, esposas en manos, cual vulgar gendarme imperial, de mandar preso al compatriota Fidel Palma, costase lo que le costase.

Hablando de costos y en relación al citado diputado, queda por averiguar cuál fue realmente el costo de las cédulas de identidad que él debía obtener para el país, nuestro país, mi país. ¿Asumirá la Comisión de Contraloría de la Asamblea Nacional esta investigación? El pueblo que no es pendejo, ni se chupa el dedo, estará pendiente de la acelerada actuación de dicha comisión en el mencionado caso, pero…

A todas estas, ¿quiénes componen el referido cogollo? ¿Qué tratan de ocultar? ¿Cuántos de sus miembros han sido acusados “pública y notoriamente” de hechos delictivos que condujeron a la perdida dineros del pueblo y de entidades como gobernaciones y alcaldías, muchos de ellos llamados ladrones, con pruebas profusamente documentadas, en medios de comunicación pública sin haber oído, de parte de ellas y ellos un desmentido, acompañado de demandas civiles y penales contra quienes osaron denunciar públicamente sus “presuntas” fechorías, cometiendo así actos de difamación e injuria, penados por la Ley?

¡¡Ah debemos esperar que tengan un “no” o una “desavenencia” para que se descubra, descubramos, descubra yo, lo “malos y malas” que eran, que son, que seguirán siendo!!

Amanecerá y veremos porque… SABINO MARCÓ EL CAMINO, NOS MARCA EL CAMINO, ME MARCA EL CAMINO…


Pancho J. Alegría. Hijo de pueblo.

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