Por Yuri Valecillo
Y uno que otro grito destemplado y uno que otro comentario
escrito y en la máxima tribuna de la nación en la Asamblea Nacional nadie dice
pío, y ningún diputado demanda de manera pública que se “haga justicia” o por lo
menos se cumpla con la ley.
Sólo alguna cantora o una exministra que lo hace ahora que
ya no lo es. La discusión, el derecho a disentir se ve frenado por la “acerada
disciplina Psuvista” se puede cacarear de derechos humanos pero Sabino para el
gobierno no los tenía. Se le censuró, se le apresó, se le injurió, se le asesinó.
Se habla de congruencia revolucionaria pero al que enfrentó al oportunismo -como
es el caso de Numa Rojas- va preso y mal recomendado. Se le aplicará algo así
como una de aquella conocida ley de vagos y maleantes y ¡ay de aquel que lo apoye! Muy pocos serán los que se atrevan a gritar exigiendo su libertad .
La existencia nos coloca en encrucijadas y nos hace entender
que si bien el gobierno se autocalifica de revolucionario y más de una vez como
el partido no sólo hegemónico del proceso, a veces desearía ser el partido
monopólico del proceso. La experiencia nos indica que los procesos de cambios
crean también sus propios medios y métodos de control casi nunca controlados
por nadie.
El último acto el de detener y hacer preso a Numa Rojas es
parte de la fórmula de detener la voz de la disidencia revolucionaria, fórmula
que se practica de una y cien maneras desde la grosera censura aplicada por las
“Cortinas de Vanessa” o la insinuación de que el periodista Becerra es
“terrorista” o las acciones que se desarrollaron como especie de plan
instrumentado hasta en sus últimos aspectos para anular físicamente al Cacique
Sabino Romero.
La ecuación es la misma en todo momento y lo dramático es
que la indignación, la palabra justa pocas veces encuentra eco. ¡Y los medios que
se atreven!...no hablo de los algunos medios comunitarios que parecen corifeos
del alcalde o gobernador de turno para bailar al son que ponga el ejecutivo
municipal o estatal.
Lo cierto es que posibilidad de disentir se sigue viendo impregnada
de obediencia, de temores y de acciones tímidas la injusticia sigue ahí sin
perdernos de vista; y la palabra revolución es sólo un conjunto de letras que
van perdiendo contenido ¡Claro, a menos que sea la “canaimita y los útiles
escolares”! Cosas que ya en las conocidas en las sociedades de bienestar
europeas se conocían.
Empezamos por cosas terribles que van creciendo, y aquellos
que no protestaron por la censura impuesta a
más de un comunicador social, hoy son víctimas y no encuentra una
catapulta comunicacional que los defienda.
A lo que vamos el caso de Numa Rojas es consecuencia de
muchos silencios, incluyendo el de él mismo, acerca de casos terribles y
tenebrosos que se aplican con rigor al que opine distinto al buró, a la
dirección, al mascarón de proa del proceso.
La batalla por la posibilidad de crear o recuperar parte del
proceso, de un proceso gallardo, hidalgo ,y ante todo donde las diferencias sean
posibles, aún no llega. ¡A ver cuando se inicia! En eso andamos, y el 27 de
febrero no se olvida y fue la sangre de civiles la que muestra la vereda a
recorrer. Lo demás es desfile y charreteras.
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