Por Yuri Valecillo
Y yo que pensaba que la cosa había sido un acto de
razón jurídica, un acto de interpretación correcta de la ley, una victoria de
los que hacían bulla, ruido... Nada mas lejano. Al leer el siguiente comunicado, me
quedó clarita la película: “MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA RELACIONES
EXTERIORES COMUNICADO El Ministerio del Poder Popular para Relaciones
Exteriores de la República Bolivariana de Venezuela informa que, dado que las
partes que conforman la Mesa de Diálogo de Paz entre el Gobierno de la
República de Colombia y las FARC, constituida en la ciudad de La Habana,
República de Cuba; acordaron incluir como miembro de la delegación de las FARC
al ciudadano de nacionalidad colombiana, Guillermo Enrique Torres Cueter, quien
de igual forma se hace conocer como Julián Conrado; se procedió el día de hoy a
su traslado, siguiendo todos los protocolos establecidos para estos casos.
Nada
más lejano a la verdad que fue un acto de justicia. No amig@s. Fue un acuerdo
político de las Farc y el gobierno de Santos. No se aplicó la ley, no se tomó
en cuenta la opinión de miles, no hicieron mella en el corazón y el la razón de
los funcionarios del gobierno las razones esgrimidas. Lo interesante es que
ahora le debemos agradecer en un cincuenta por ciento al gobierno de Santos la
libertad del cantor neogranadino.
Sonaba como maravilloso que ahora se nos
escuchara, que ahora se nos tomara en cuenta, pero déjense de esas pendejadas: a
Conrado lo liberaron los acuerdos que se están tomando en CUBA, y Venezuela sólo
fue el que retuvo de manera injusta al hoy llamado a negociar la paz en la isla
hermana.
Así que para que su palabra sea tomada en cuenta, deberás ser Miss Venezuela. Y es que si eres el indio Sabino, el mensaje es: "También vamos por los que quedan". La diplomacia y la justicia venezolana, como el titiaro, no es diplomacia
bananera. No, es más pequeña. Es justicia y diplomacia de titiaro, ese platanito
pequeñito que venden en la zona de Taborda a la entrada de Puerto Cabello.
Las
cosas como son. A Conrado lo detienen de manera ilegal, arbitraria, perversa y
artera fuerzas conjuntas de los gobiernos de Venezuela y de Colombia; lo
mantiene incomunicado y detenido nuestro gobierno y lo liberan por un acuerdo
entre colombianos. Mientras tanto le hicimos el trabajo sucio a Bogotá, lo
demás es invento y cuentos largos. La vida continúa, y al parecer continúa con
nosotros. Comenzamos el año como mandaderos. A ver como terminamos. ¿Al servicio
de quién esta nuestra justicia y nuestra política exterior?
Con esta pequeña
escaramuza demostramos que en la Casa Amarilla la política exterior es menos
soberana que un barco sin bandera en alta mar.
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