Por Yuri Valecillo
Valencia continúa su camino, nadie podría decir que Parra era representante de
las mayorías, de las zonas humildes, de los desamparados, del chavismo activo y
participe nadie. Parra es solo un Tartufo un Gatopardo electoral.
Años sin criticas donde la inmediatez se había apoderado de lo que queda de
partido para luego imponer a un candidato que sufría de autismo electoral cuyo
aval, firma, línea aurea era la opinión del señor gobernador, mismo que hace
las veces de jefe del partido y jefe del ejecutivo estatal, la realidad es que
el partido no crea política y en Carabobo es casi una copia del caudillaje del
pasado casi inmediato.
Tal es el caso que inclusive se habla de “valencianidad” algo así como
“cosiateros revolucionarios” lo dramático del caso es que nadie se hará
culpable o se hará objeto de críticas por parte de algún sector del PSUV, PCV,
MEP entre otros. “La derrota” de Miguel Flores seria en palabras de García
Márquez “Crónica de una Muerte Anunciada” un candidato cuya palabra emanaba de
la boca del gobernador y conste mismo que hablaba de su gentilicio de 300 años
de valencianidad.
Los tiempos marcaron el rumbo y aunque los sectores menos favorecidos en la
ciudad se volcaron a votar por el candidato Miguel Flores en un 60 por ciento
no fue suficiente es interesante esto de la Parroquia Miguel Peña misma que ha
venido siendo castigada por los gobierno municipales que han tenido bajo su
autoridad política los destinos de la ciudad en el sur de Valencia no hay un
cine, un teatro, una casa de cultura, es una apología a un basurero o a una
ciudad bombardeada por el número de huecos en sus calles.
La campaña fue dirigida a presentar un rostro amable del candidato del cual no
se escuchaba un discurso que pudiera ser defendido y cuyo cuarto bate de la
campaña el Gobernador Ameliach a pesar de su tamaño solo bateo a primera base
sin la potencia que requería el juego planteado unos “rolincitos” mediáticos
que no marchaban a ningún lado.
Plena campaña electoral se llegó a plantear peleas con entusiastas militantes
que se oponen a las corridas de toros para restregarles en la cara a estos
jóvenes en su grandísima mayoría chavistas un decreto que convertía a las
corridas de toros en patrimonio intangible de Carabobo.
La constitución Bolivariana como instrumento teórico, social y político se
habría transformado en Carabobo en letra muerta y lo participativo y
protagónico era el “les participo que yo voy a protagonizar” con medidas como
estas y el desastre que ya había realizado Parra en su desgobierno municipal
era una dosis más que suficiente para “perder Valencia la de Venezuela”.
Cochiola hoy es el alcalde de la ciudad y asumir las instituciones entre ellas
al poder electoral nos obliga a que este cumpla sus promesas de campaña,
desarrollar política desde la oposición en el municipio y crear condiciones
para el apoyo popular. La democracia requiere de elecciones pero no son
suficientes en ningún caso para decir que existe democracia.
Lo que viene es duro y aunque el “Napoleón” de Carabobo -léase Ameliach- sufrió
su retirada de Rusia y su Waterloo sé que no existirá alguien en la dirección
del partido o del gobierno que se atreva a decir que perdió una elección
municipal. Seguiremos con aquella máxima de los que sirven de alfombra al
poderoso cuando pregunta ¿qué horas tiene señor secretario? Y este contestará presuros@ ¡las que usted diga, señor gobernador!.
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