Los hijos de Jacoa

Comuna Victoria Popular Las Uvitas. Jacoa – Edo. Barinas

No haría falta decir que ir a la tierra donde nació el Comandante es una suerte; que los dulces de lechosa que comimos a orilla de carretera son una virtud que sólo el paladar y el pecho abierto sabrían valorar en medio de esta llanura, esa que aprendimos a amar en las horas de tu habla, Chávez. Toda mujer u hombre en esta tierra tiene un cuento de ti, estas líneas y este viaje son un homenaje, como es homenaje todo lo útil que hagamos de ahora en adelante. La escritura del desdoblamiento, que describe lo que va dictando el alma, así vamos con el puño apretado y el guarapo en la rotura, a decir, a remembrar, a contar, como antes alrededor del fuego.

El legado no es una frase con que se llene la boca el pueblo, en Jacoa el legado es la gente que en la Comuna te recuerda, y habla de su chamba con el mismo amor con el que podría hablar de sus hijos.

Ramón Virigai, que le acompaña la lumbre, es esa certeza, él que vive en una casa humilde, levantada de sus manos, y que habla de ti como de un hermano, de igual a igual. Ahora dialoga en un chinchorro con Zamora, ninguno de los dos tiene nada que perder, toda su mirada y su palabra es para adelante, en la armadura de lo desconocido, de la invención y la sabiduría de quien nace y muere en la tierra quien va a dar conducción a esta vaina no es un gobernador, no es un director, es el pueblo...y el pueblo ya tiene conducción, dice, como sabiendo que lo apretado de estos tiempo es justamente la posibilidad del estallido definitivo, y que cada árbol que habita la sabana guarda un grito común, de él nacen los niños de Jacoa, sus madres les dictan el ritmo de la sangre en su seno, su temple no descansa porque no descansa la injusticia.

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Estamos en un Fundo Zamorano, antes de organizarse como Comunas los Fundos nacieron de la alianza de las fuerzas campesinas contra la burguesía nacional de Venezuela y Colombia, esta organización permitió un espacio para el debate en colectivo, para la toma de decisiones y para lo fundamental... la propiedad de la tierra; un proceso de recuperación impulsada por el Gobierno Bolivariano y el pueblo revolucionario, nos cuenta Rodolfo Romero: La promulgación de la Ley de Tierras (2002) nos empujó para que la gente creyera en lo que estaba haciendo, en las palabras del Presidente, en la nueva forma de autogobierno, que nosotros podemos regir nuestro destino, la consolidación del poder popular. Aquí antes habían 2 o 3 personas que eran dueños de estas 12.800 hectáreas que cuenta nuestra comuna, los pocos habitantes estaban subyugados a esos terratenientes quienes usaban su mano de obra, les subpagaban, violando todo tipo de derechos. Nosotros aún sabemos que falta mucho por organizarnos y crear conciencia. Prácticamente ninguno de nosotros les trabajamos a ningún explotador, cada quien cuenta con una pequeña unidad de producción donde producimos lo que consumimos, el excedente lo llevamos a otros vecinos. Pero esta Ley no es caída del cielo, mucha ha sido la sangre derramada en los campos venezolanos, mucho el silencio de los medios, mucha la indiferencia de todos; justamente por estas reivindicaciones es que a millones de personas se les ponía la piel de gallina cuando un “pata en el suelo”, cimarrón, se multiplicaba en las pantallas con el famoso “Exprópiese”, palabra de la absoluta justicia de los “nadie”.

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Los Chiribitales les llamo Chávez, y ahora le llaman Comuna Las Uvitas, en todos los caminos encontramos estas fruticas, dulces en la boca, alivio para el andar. Cuentan los comuneros que para legitimar su organización se dieron una encerrona de cuatro días para redactar la carta fundacional, que viene siendo como la constitución de estas doscientas familias. Con el café compartido y la cayapa se hicieron las leyes, diálogo permanente con el Plan de la Patria, qué somos, qué queremos, hacia dónde vamos.

A partir de entonces se reúnen en El Parlamento, una casa abierta donde se encuentran a tomar las riendas de su destino, porque cada decisión, desde qué llevará cada uno para el plan vacacional de los niños, hasta las rutinas de uso de las maquinarias para la siembra, es decisión de todos, es un paso para el por-venir. En esa idea de futuro hay esperanza, asoman las ideas y entonces el excedente de un proyecto de construcción de unas 170 casas se convierte en la necesidad de un laboratorio para muestras de sangre de ganado, en un proyecto de cría de gallinas criollas y una quesera.

Todas las posibilidades de producción de alimentos que tiene Jacoa están pensadas desde la estrategia de una nueva economía socialista, esta comunidad está en el centro de Eje de Desarrollo Abreu de Lima que conecta a Barinas con Portuguesa y Apure, lo que implica para hombres como Joaquín Brito un compromiso que le toca la conciencia del campesino, del obrero tengo 38 años en Venezuela, fui tan explotado cuando llegue aquí por los patronos de finca, que por eso soy revolucionario, yo logré estudiar en la Misión del Fundo. Antes había mucha población que era obrera, ahí se envejecía uno, los muchachos no estudiaban, no había posibilidades, cada quien trataba de defenderse como pudiera, porque no había política que a uno lo defendiera, empezando por la ley.

Las Comunas han demostrado que la conciencia de clase no es un término encerrado en la disciplina analítica de una teoría política, o que por lo menos no es sólo eso, la brecha entre un “antes” y un “después” es una verdad que cambió la percepción de la vida de los y las venezolanas; el pueblo campesino, que ha llevado por años los trastes de la corrupción y la soberbia rentista, cabalga aún el mismo enfrentamiento, con la fuerza del reconocimiento, con el valor de la historia en la garganta, ahí, para no callarse nunca más. Los pasos de la vida, los maltratos, nos hacen ser rebeldes.

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En la comunión de los iguales anduvimos el inacabable horizonte de esta Comuna, los cinco Consejos Comunales que la conforman llevan nombres que los de aquí explican a los visitantes como una curiosidad local, es el caso del CC Infierno Gloria, donde el barro le llega hasta el pecho a los caballos en invierno. Las historias alrededor del agua también abundan, el río es una leyenda que fluye; fuimos a pescar en él, y de cuatro horas fue la espera para que un pez cayera en la trampa, ninguno se dignó a sacarnos de la amenaza de los zancudos ni de la noche cerrada, silencio corta viento, alegría de la juntura.

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Conociendo tu llanura supimos que esa mirada que perdías en el silencio era la memoria de esta tierra, y que la necesidad desesperada de hacer no te cabía en el tiempo de tu vida. Y tú que también fuiste campesino, conoces de los ciclos en que la siembra nace como augurio, en que los hijos hacen su camino, y la lluvia toca al fuego en la bravura.

por: Aquarela Padilla