Hace escasos días nuestro compañero y amigo de luchas, Lusbi
Portillo, nos invitó a compartir con él sus experiencias a través de un Foro
que en la ciudad de Mérida se llevó a cabo con el objetivo de continuar
informando sobre la situación de las entregas de tierras al pueblo yukpa de
Sierra de Perijá. Allí, por supuesto, nos encontramos con Carmen Fernández, la
cacica del pueblo kuse, y con Sabino Romero Martínez, el nuevo cacique del
Centro Originario Piloto Chaktapa.
Mérida recordaba entonces sus 455 años de fundación, y este
grupo pequeño, pero gigante de luchadores sociales, nos habló de las otras
formas de colonización y devastación que sufre hoy este aguerrido pueblo Caribe,
y de su también inflexible y total decisión a resistir y combatir a riesgo de
sus propias vidas, para lograr al fin devolverle a sus pueblos y futuras
generaciones, la soberanía sobre el suelo en donde viven, así como la
posibilidad de nuevas formas de producción que les garanticen una existencia
digna y respetuosa de su cultura ancestral.
Lusbi, nos alertó también sobre la necesidad de mantenernos movilizados en solicitud de castigo a los autores materiales e intelectuales del recién asesinado cacique Sabino Romero Izarra, y nos conminó a no permitir que estas estructuras jurisdiccionales corrompidas e ineficientes les confirmen a estos herederos de la barbarie civilizatoria occidental, que la masacre de los pueblos aún continúa, terrible e impune, para seguir derramando la sangre de nuestros hermanos, que es también la nuestra.
Lusbi, nos alertó también sobre la necesidad de mantenernos movilizados en solicitud de castigo a los autores materiales e intelectuales del recién asesinado cacique Sabino Romero Izarra, y nos conminó a no permitir que estas estructuras jurisdiccionales corrompidas e ineficientes les confirmen a estos herederos de la barbarie civilizatoria occidental, que la masacre de los pueblos aún continúa, terrible e impune, para seguir derramando la sangre de nuestros hermanos, que es también la nuestra.
Al final de la ardua jornada, Carmen Fernández, nuestra
"Anita", manifestó su deseo de quedarse entre nosotros un día más.
Lusbi, sorprendido, nos dijo: "Sería el único día de vacaciones que tenga
esta mujer de hierro y de silencio…" Sí, Anita es una mujer hecha de estas
dos sustancias de resistencia. Le han asesinado a sus hermanos yukpa y ha visto
morir a sus propios hijos en la lucha por la tierra. A aquel joven luchador que
se mantuvo hombro a hombro junto a
Sabino, a aquel ser luminoso que fue su hijo y que nosotros conocimos como
Alexander Fernández y a quienes sus asesinos le dispararon en los ojos. Antes, estos
nuevos ejecutantes de la barbarie colonizadora habían matado a José Luis, su
hijo mayor, herido casi de muerte a su hijo Gabi y diezmado a un número
significativo de compañeros de su etnia. Y los llamados a custodiar la
integridad de su vida, algunos integrantes de la guardia nacional (que nunca
podrían nombrarse como bolivariana) llegaron a amenazarla con matarle el resto
de sus hijos y hacerle beber su sangre. Todo esto ha venido ocurriendo para
nuestra vergüenza durante el gobierno chavista.
Anita tenía que quedarse en Mérida un día más para mostrarnos
su alma de pueblo, universal y sin etnia, para explicarnos cómo desde el
silencio, pero en el largo e inexorable caminar de sus ancestros, ya no es
posible tolerar injusticias ni marchar solos sin la fuerza del hermano, del
otro combatiente. Anita tenía que quedarse en Mérida para avanzar en la neblina
de la Sierra Nevada buscando el canto de unas aves que presentía pero
que no atinaba a escuchar por el denso y húmedo silencio de los pinos
merideños. Tenía que quedarse para decirnos que continuaba siendo chavista
porque gracias al apoyo de políticas promovidas por Chávez, su pueblo había
conquistado grandes logros: "Gracias a Chávez, tuve un crédito y compré
unas vaquitas que son hoy el sustento de mi familia. Él abrió la posibilidad
para que nos devolvieran la tierra. Por Chávez ya los watías no pueden entrar sin
permiso en nuestras tierras y hacernos daño. Y nosotros, los yukpa de Sierra de
Perijá, seguimos caminando, seguimos resistiendo…"
Así, entre breves resquebrajaduras de su silencio de témpano,
"Anita" nos hizo entender a plenitud esa voz inflexible que muy
dentro de nosotros se niega a romper definitivamente con esa caracterización de
un modo de sentir y reaccionar ante nuestra realidad histórica que todos hemos
dado por llamar chavismo. Nos hizo comprender, en un instante, el papel del
sujeto histórico que configuró la personalidad de aquel otro caminante que
llegó del llano barinés para alzar su palabra entre nosotros, y adelantar a
paso redoblado otro trecho más del camino. Y seguir resistiendo.
Y ante un grupo pequeño de aliados de la causa yukpa, el espíritu
de Anita se alegró de escuchar de pronto cómo las aves parameras rompían en
trinos suaves y pausados, mientras sentenciaba orgullosa: ¡Aquí también hay
pájaros que cantan…!
Esa es Anita, la cacica kuse Carmen Fernández, la mujer de
hierro y de silencios que nuestro compañero Lusbi nos dejó un día más en Mérida
para que pudiéramos comprender que la lucha es y será siempre indetenible, que
algunos tomarán la vanguardia, atinarán y errarán también en el combate, porque
aún no hemos consolidado como pueblo una conciencia crítica y autónoma que nos
permita cabalgar veloces al encuentro de un sendero de la historia de los
pueblos, en el cual los hombres y las mujeres no nos sea indiferente ninguna
manifestación de injusticia contra la humanidad, los seres vivos que pueblan
este espacio y la tierra que nos da sustento.
A ese chavismo de lucha y resistencia atamos definitivamente
nuestro destino. Echamos nuestra suerte junto a ese chavismo que nada tiene que
ver con poderes constituidos. Nada tenemos que ver con ese otro chavismo, ese
que creció a la sombra del poder, el chavismo rojo, rojito de franelas y boinas
oportunistas, y que ha devenido en la presencia de funcionarios venales,
incapaces, burocratizados y ajenos al sentir del pueblo y en un consecuente festín
de incondicionales que vendieron su alma a un socialismo aburguesado que deja
debajo de la alfombra el meollo del problema social que flagela al pueblo
venezolano. Marchamos con Anita, que se reconoce chavista en la medida en que
encuentra en ese hermano llanero que se llamó Hugo Chávez, una mano amiga para
seguir resistiendo. Un Hugo Chávez que es parte del camino, pero que no es el
camino. Un líder que alzó una bandera justa y que cayó en pleno combate, pero
que con su personalidad consustanciadora de nuestra herencia de pueblo, logró
reunir nuestras fuerzas dispersas y convencernos de que somos indestructibles.
La Guarura Impresa también está en marcha al encuentro de las
voces de nuestros otros hermanos, los que luchan y los que siempre sirven de
retaguardia para empujar al sol, como decía Alí, y hacer que amanezca más
temprano. Y sí, Anita, también estaremos presentes para que siempre hayan
pájaros que canten y le susurren a los combatientes el camino de la lucha, que es sin lugar a dudas, el
camino correcto.
¡Qué viva el pueblo
yukpa en resistencia! ¡Qué viva Carmen Fernández y la verdadera lucha de emancipación
de la mujer venezolana! ¡Qué viva la rebeldía que inspiró el "por
ahora" de Hugo Chávez Frías, y en consecuencia, los gritos de lucha de un
pueblo venezolano indómito, siempre en resistencia!
No hay comentarios:
Publicar un comentario