Por Yuri Valecillo
Seguramente para Maduro es el
horizonte posible, pero nada más lejano que ella, y no es que la decrete o que
tenga enemigos por todas partes, pero la suprema felicidad no existe. A cada
instante tenemos nuevas metas y vamos construyendo nuevas realidades, nuevas
maneras de entender las cosas.
Quizás para alguien es posible
conformarse con lo conseguido, pero es imposible no indignarse con lo que no
ocurre y con lo que le ocurre al ajeno. Imaginemos la suprema arrechera nuestra
cuando vemos el criminal bloqueo a Cuba, los ataques criminales de USA al Siria
o las perversas acciones de Israel contra el pueblo de Palestina.
“La mayor suma de felicidad
posible” si es acumulativa porque de ser la suprema, si la felicidad tiene una
cúspide lo que nos queda es caer, debe ser muy difícil opinar distinto al que
detenta el poder y de allí lo grande de Chávez al enfrentar a USA desde nuestro país,
conociendo nuestras debilidades, nuestras carencias, nuestras limitaciones.
Chávez era un tipo valiente, su palabra nos arropaba y daba abrigo, es difícil
competir con este magnífico paladín de la dignidad republicana.
Hoy la nación está saliendo
todavía de la muerte del estratega y viendo que no todo era miel sobre
hojuelas, que el esfuerzo es grande, que los raspa/cupos están al por mayor y
que algunos funcionarios electos se graduaron de bandidos e imitaron a “los
empresarios” de lo importado y a los deportistas de la estafa.
Esto de jugar ajedrez a veces nos
pone en la disyuntiva de perder una pieza muy importante para poder establecer
una buena jugada o ganar finalmente la partida. Todas las fichas son importantes
y para un buen juego. Cada pieza cumple con un papel importante, necesario,
básico. Pero lo cierto es que para que el juego se dé, las reglas y los movimientos
deben estar claros desde el principio.
No imagino a un diputado,
alcalde, gobernador, jefe del partido, militante que no se escude tras la
palabra disciplina, que más bien suena a obediencia. Y es que la disciplina
constante se vuelve un método para aprender y tener manera y forma para
hacernos mejores en el manejo de algún instrumento o herramienta. La obediencia
es otra cosa: es la falta de discusión, de análisis de enseñanza y de
aprendizaje y la acción casi condicionada de darle la razón al superior aun
sabiendo de las fallas y errores en su argumentación.
Y aún más la acción de Capriles y
su impunidad, y la guerra económica dirigida desde los silos de la familia
Mendoza o el sacar del aire a Mario Silva y el combate contra Grano de Maíz, y
la censura a Nolia y al profesor Acosta.
La felicidad la vamos
construyendo de a pedacitos, de a gajitos, y que el camino es tan largo como
nuestras vidas y que cualquier acto criminal me indigna y me enardece y que los
gringos no nos permiten tener vida privada.
La vida nos hace añorar la
felicidad precisamente porque conocemos las otras pasiones humanas, la alegría,
la tristeza, la rabia, la indignación, el duelo, etc . Cuando muchacho leía en
esos círculos de estudios algunos libritos de Mao entre ellos “Acerca De La
Contradicción “. No deseo estar en la cima de la felicidad y es que después de
la cima viene el descenso.
La vida nos obliga a decir que
también nos equivocamos pero diría Siddhartha “ni tan flojo que no suene, ni
tan templado que reviente” en el justo medio, en el equilibrio. Lo demás es
silencio y el camino es tan largo que a pasar de haber caminado tanto, sólo
representamos un pequeño paso en la historia que aun esta por recorrer.
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