“cada vez que los seres
humanos encuentran una solución, resulta ser un problema para la economía […]
capitalista [que] respira ya de una manera demasiado aparatosa, […] complicada
y problemática, como para que los seres humanos vengan encima a traerle más
problemas. [...] El mercado ha declarado revocable al hombre y debemos asumirlo
como una avanzadísima innovación […]; (porque la mejor respuesta a una pregunta
sigue siendo una paliza o un misil)
Santiago Alba Rico.
Por: Víctor Andrés Gómez Rodríguez
La intención es analizar
nuestra situación como sujeto social dominado (colectivo) frente a los
acontecimientos que se suceden durante la –dilucidada y estudiada por Ceceña- ocupación
del mundo por parte de la hegemonía angloestadounidense; que no es solo
su despliegue bélico, aunque es lo que más se ve a través de los medios globales
de “comunicación” que deslocalizan la información trastornando a la noción del
sentido común.
Asistimos a una
integración regional latinoamericana, equivalente a levantar el pie izquierdo
(el derecho está convaleciente de la explotación histórica), y dar el primer
paso hacia esa reunión soberana; que lo es precisamente porque ni la dominación
angloestadounidense ni sus lambiscones canadienses aparecen en la fórmula. Ahora
viene ponerse de acuerdo como diversidad que se complementa mutuamente. No
existe algo más grotesco o de mayor incoherencia intelectiva crítica que la
homogeneidad; herramienta cultural muy eficaz para la dominación. En el proceso
que estamos experimentando hoy es donde se localizan fermentos de nuestra
adoración por el riesgo de caer en un socialismo
burgués.
A vuelapluma, esa
integración latinoamericana en soberanía, por deslastrada de síntoma alguno de
“oeismo” –que viene de OEA-, posee
una interacción comunicante que parte desde Cuba revolucionaria y socialista,
en conexión con la revolución bolivariana de Chávez, la pluricultural de Bolivia
(Evo), la ciudadana de Ecuador (Correa) y la sandinista de Nicaragua (Ortega).
Ese es el núcleo de sus vasos comunicantes.
La relación entre
Cuba y Venezuela es como la que existe entre el corazón y el cerebro. Que me
disculpen los poetas y las personas con alta densidad espiritual, pero el
corazón no está por sobre la cabeza; ni la cabeza controla al corazón. O
trabajan complementándose en equilibro aun si precario, o habrá que prever el
costo para el crematorio. Lo cierto es que Venezuela está en el colimador de la
agresión imperialista; la riqueza en recursos naturales, y la indigencia de su
oligo-burguesía son factores lo mismo a favor que en contra de sus
posibilidades de “virar esta tierra de una vez”, en pos del socialismo
bolivariano, mediante esa integración. El mayor riesgo es subjetivo. Vamos para
siete meses sin Chávez Frías, pero el Comandante de la Revolución Bolivariana
está aquí;
solo que a algunos a veces se les olvida:
1. La desesperación por “salir” del estatus de
sujeto social dominado (colectivo).
El triunfo de la propuesta de cambio radical en la reproducción es sumamente
complicado; la efervescencia misma que tal cambio radical implica trae
consecuencias muy a largo plazo entre las personas. Tumbar a un orden político
implica al desmantelamiento de su cultura: al sistema productor de variables de
dominación. Durante la expansión de la cultura del capitalismo (a lomos de la
modernidad europea según Samir Amín), que ha durado bastante, y bien lejos en
el tiempo, su seducción y depredación, estableció una estructura material que
mediante el perfeccionamiento de sus relaciones sociales de producción devino
en cultural dentro de esa misma expansión. Horadando sobre el lomo y la mente
del sujeto social dominado (colectivo) sometido a su acumulación, hoy
parasitaria, de capital y de todo lo que pueda devenir en tal, “sembró” en el
sentido común (hoy globalizado) una manera de sobre-vivir en una “paz”[i],
seductora y “quieta” que no es sino el tiempo eterno de la guerra imperialista en
la que uno se la pasa corriendo delante de un misil para que éste no te
reviente encima. Solo que en esa carrera del sujeto social dominado (colectivo)
delante del misil del dominador, ya no se usan las piernas, sino un estado
mental alterado. La efervescencia del triunfo revolucionario, en pos de ese
cambio social radical (vuelvo a los
conejos de España) puede hacernos creer que el camino es relativamente
corto, y está expedito, cuando a partir de ahí todo deberá ser más difícil
–Fidel lo advirtió en Santiago de Cuba a finales de 1959. La resistencia de la
dominación desmantelada será férrea; aunque se olvide que lo más arduo del
proceso estará, está en cambiar radicalmente las “conexiones sinápticas” que
durante tanto tiempo dilucidaron el nivel de mental, el sentido común de las
personas. Y lo más preocupante: aún después de un tiempo del triunfo, es que
las personas legan dichas “conexiones” criando a otras dentro de un contexto
políticamente nuevo. El mismo fárrago inserto en su mente por la dominación
burguesa, su cultura, se difunde y despliega fuera de contexto idóneo por un
tiempo imprevisible. Estregas con cepillo de alambres de acero, duro; y no se
cae. Solo la misma persistencia de la
acción durante bastante tiempo lograría despegar la costra del neocoloniaje.
¿Nos percatamos de la necesidad de fundamento, cultura, en la praxis política?
¿Es que el arroz congrí, la carne de puerco, la yuca con mojo y la ensalada son
alimentos perjudiciales a la salud, con que celebrar el triunfo de los antes
dominados? ¿La cerveza Polar es mala de
por sí? No si la producción de esa comilona es consecuencia del trabajo honesto
y libre; otro gallo cantaría si sirve al acopio de capital parasitario en
función del rentismo improductivo. Evitando el riesgo de un infarto cerebral intento
una variante “micro” de la historia de la explotación en nuestra región, limitándome
a advertir que la evolución cultural capitalista, que todavía se expande, aun sin
territorios disponibles que casi se agotaron; tras dislocar a sus espacios de
producción hacia donde el trabajo casi no exige inversión salarial, y
desregularse de cualquier obligación legal en dicha acumulación de capital, ha
entronizado en la testa del sujeto social dominado (colectivo) el entuerto de
que todo el que lo desee puede vivir mediante acopio parasitario hacia rentismo
improductivo; es decir, “soñar” al mismo socialismo a partir de joderle su vida
al prójimo: viviendo del sudor del lomo ajeno. Y adelanto que si alguien cree
que el futuro del cambio radical socialista en la reproducción en Venezuela
Bolivariana de Chávez, depende del petro-rentismo instaurado desde mucho antes
de 1998, venezolanos y latinoamericanos estamos fritos (sin papas acompañantes).
La continuidad de ese rentismo es la muerte del cambio radical, incluso antes
de nacer. La experiencia de procesos como el de la revolución cubana propician
confirmar que la muerte del rentismo alivia al proceso de cambio radical en la
reproducción (social) del peor de sus inconvenientes. Quizás, en el ámbito de
las Ciencias Sociales cubanas, no sea un tema tan recurrido (por eso, quizás,
ahora estamos combatiendo una corrupción que nos da al nivel del cuello). De
manera empírica puedo testimoniar que durante los primeros quince años del
proceso revolucionario fueron muchas las personas que cumplieron prisión en
Cuba por malversación, estafa, receptación y defalco; al menos para mí fue
sorpresivo. En mi familia conocí dos casos. Y lo más interesante: casi todos
los procesados eran personas de origen humilde; gentes beneficiadas por la
Revolución, que decidieron intentar “vivir” nominalmente de un puesto laboral,
pero sin “pinchar”; o desfalcando por sobre su salario –hablamos de robo al
Estado cuando era mucho menos frecuente el robo a las viviendas o a negocios
particulares; en Cuba hubo negocios privados hasta 1968. Algunos creyeron que
al socialismo (que es una transición y no un fin en sí mismo) se llegaba en
taxi o “cargado” como un párvulo. Y eso que aquella década de los 60 fue una de
enormes sacrificios y disposición combativa y laboral de la mayoría de las
personas. Pero sentó un precedente: alcanzar la transición socialista es un
proceso mucho más largo y complicado que dura generaciones, sobre todo con el
imperialismo “jodiendo la pava”. Que la gente puede cansarse si le metes el pie
con una perspectiva sacrificial,
semejante al cuento “chino” del fundamento capitalista angloestadounidense de
que cualquiera, si se lo propone, llega a millonario. Pues bien, el embrollo
más grande para ese cambio radical es convencer a las personas que solo el
trabajo honesto y la eficiencia productiva socializada, la reproducción de la
decencia, resolverá el problema real. Y de que el asunto no consiste en imitar
al modo burgués de la holgazanería a costas del lomo ajeno. Hoy se agrava el asunto
porque hasta las telenovelas y las producciones de Hollywood, Telemundo u
O’Globo cuentan el “chiste” de que alguien, por azar, le metió una patada a una
piedra y salió un millón. O de que el secreto está en acopiar aunque tengas que
alistarte en los ejércitos imperialistas para la consumación de otros genocidios;
y que se fastidien los demás. O que “obtener” un puesto de poder expedita el
camino a alguna caja fuerte, aunque por lo bajo tengas que traicionar a tu
abuela. Y todo porque hay que caminar “demasiado” hasta el socialismo y eso
cansa. La lucha social por el cambio
radical socialista es un sentido de la vida; confrontarse contra las
injusticias no admite sometimiento a modo alguno de dominación; ni al cansancio.
La desesperación, como actitud, por
salir del estatus de sujeto dominado social (colectivo) durante el cambio
radical en la reproducción tras la toma de poder, es una trampa con que
desmovilizar al pueblo políticamente organizado, que es quien debe materializar
y controlar al proceso de cambio, exigirle a quienes los están representando
políticamente, por mandato mismo del pueblo políticamente organizado, que están
en el deber (obligación, responsabilidad) de si se “montaron” en este carro no
sea para divertirse, o que se bajen y sigan por su cuenta. Pero eso es viable
solo luchando. Por ahora no hay paz posible como decía Kohan, sino la del
dominio burgués. Venezuela Bolivariana, durante el cambio radical socialista
posible está obligada a hacer sustentable al cambio socialista, en democracia
amplia, desmantelar a esa ultraderecha (y a la no ultra), meter en cintura
constitucional (ciudadana) a la que resta. Y darle candela por los cuatro
costados a la crápula que usa gorra roja chavista con que engatusarnos. Y será
solo el comienzo. No existe algo más sórdido que la atracción por un “socialismo
burgués”.
2. En la brega de la lucha de clases, ante la
agresividad de la reacción interna y externa, no se puede “amagar” con la
radicalización del proceso de cambio socialista, con desatar el clímax de la
energía del pueblo políticamente organizado. El mismo proceso de cambio radical
es ese clímax; es un disparate táctico que puede costar confusión de ambos
lados. La ultraderecha (y la no ultra), sus cancerberos enmascarados dentro de
la hegemonía socialista (poder) y los “confundidos” de buena o mala fe, podrían
comenzar ciertos consensos de baja intensidad para convivir en medio de un
estado de falsa estabilidad social que no es más que fingir un coro manso y
des-guarimbeado, mientras hiperkinéticamente continúan moviéndose por debajo
del piso. Si alguna cualidad intelectiva y ética poseía Hugo Chávez Frías era
el dominio del diálogo en la tribuna pública; ni una palabra de más o de menos.
La lengua “ligera” no era un defecto suyo. Lo que decía ya estaba pensado y por
hacer en consenso con el pueblo políticamente organizado, y cuando era
necesario lo llevaba a referendo. Así lo hizo quince veces, y hasta dónde
recuerdo solo perdió una vez. Con cada frase ponía el corazón junto con la
agudeza de intelecto; y mucho coraje. A la reacción interna y externa, Maduro,
no es necesario aclararle que no se le teme porque usted está representando al
pueblo políticamente organizado que es el soberano; es el que manda. Y que se
lo está jugando todo. Nadie manda y salva en particular; todos nos
complementamos para el empoderamiento que nos salve, y salve al proyecto
histórico de emancipación social. Pienso que Ud., está comenzando a
comprenderlo, pero hay cierta lentitud en la praxis política; cada momento en
la lucha por el cambio radical es único, ¿no es la sociedad una sistémica?, entonces
cada momento del proceso es irrepetible. Y desgraciadamente en muchas ocasiones
no se puede “enmendar”; los retrocesos son regresos al punto de partida que el
sistema capitalista vigila y espera con ansiedad buscando el “jonrón” de un
misilazo que acabe con la revolución. Como bien advirtió Roland Denis, el
proceso ha llegado al “llevadero”; a estas alturas no existe aspirina posible;
a galope tendido con cultura política socialista pertinente, la expansión de la
hegemonía no es un proceso pacífico o “pacifista”. La paz no se puede defender
con la buena fe de los tontos; quien se lanza al mar de una revolución no puede
pensar en cogerle miedo al agua, ni en tomar medidas para no ahogarse. Hay que
nadar y llegar como sobrevivientes, héroes o como mártires, pero hay que
llegar. No existe otro modo de darle futuro y presente a la revolución
bolivariana venezolana y de nuestramérica. En democracia amplia
por socializada, junto al pueblo empoderado por políticamente organizado.
3. El proletariado, que es porción importante
de una revolución radical, para el cambio socialista, ha sido una clase
vapuleada por los intereses del capitalismo, por los malos tiempos impuestos
por las castas burocráticas socialistas; y por ella misma debido a las
insuficientes: cultura y praxis políticas. El capitalismo ha eternizado el
entuerto del camino más corto entre dos puntos, para que cada vez que se
suscite la amenaza de una revolución social, apretar las clavijas de su poder
socioeconómico y de su hegemonía (cultura), para que esa amenaza se desmande a
sacar una papeleta hacia un “futuro luminoso” en un viaje de cuarentaiocho
horas; y aterrice de nuevo… en medio del capitalismo. Las transnacionales del
turismo, de los viajes de placer, se han hecho multimillonarias con el negocio
de los foros internacionales. ¿Quiénes son sus más fervientes promotores? Sin profundizar mucho en la perspectiva
histórica de esa complicación, existe cierta variante de anarquismo al que la
hegemonía capitalista le ha ofrecido un espacio mimético de operatividad social
con el objetivo de que se confronte de manera permanente contra el “poder” de
cualquier índole; teniendo en cuenta que dentro del orden burgués siempre serán
percibidos como una locura tolerable. Mientras no molesten demasiado al sistema
imperialista; y para que estorbe lo suficiente durante el cambio radical
socialista. Ha sido una de las debilidades históricas de la izquierda
“libertaria”: la praxis política del caos. De ahí el indispensable consenso con
el pueblo políticamente organizado. En medio de los problemas internos que la
hegemonía imperialista padece en la actualidad, no le vendría mal el desajuste
integral de la sociedad venezolana bolivariana; sus bases militares aguardan en
territorio colombiano. El empoderamiento de los trabajadores es para consolidar
la unidad complementaria (entre todos) en la continuidad de la revolución
bolivariana, chavista. La disgregación es la muerte de la revolución.
4. La pugna por la propiedad del grifo de la
estabilidad económica, es una parte de la guerra orgánica que el
imperialismo angloestadounidense perpetra contra la revolución bolivariana; se
debería tener cuidado de evitar abrir otro grifo sin desmantelar al que tiene
como herramienta la reacción interna y externa para desguazar a la
sustentabilidad del país. Si el Presidente Maduro el martes 8 de octubre pide
al parlamento poderes especiales para tomar las medidas necesarias contra esa
guerra económica, debe tener presente en honor a la democracia y a los poderes
constitucionales, la efectividad de la praxis política, legal, en la
utilización de dichos poderes. Esa guerra económica forma parte de lo que
Ceceña ha denominado ocupación imperialista del mundo; no es un mero
enfrentamiento contra unos camiones de arroz, cajas de jabones y escape de dólares
“preferenciales” en función de alimentar el rentismo improductivo de la
corrupción. Sino el despliegue de esa guerra. Kelly K., la chica CIA de las pistolas rubias, Capriles el
Homo-Felacionista, el izquierdismo
burgués de cierta casta burocrática, sobrina de la “gatica de María Ramos” que
tira la piedra y esconde su mano, y hasta el mismo etnoneutral Barack Obama no son sino piezas de ese despliegue. Hay
que recurrir al poder del pueblo políticamente organizado. La gente defiende y
produce cuando se siente dueña del modo y el medio de producción. Es una
guerra; pero como decía José Martí, un país no se dirige como si fuera un
campamento. La cultura socialista pertinente es necesario socializarla para que
la gente sepa por qué va a levantar un dedo; o a desmantelar una agresión. La
distancia más corta entre dos puntos puede ser muy enrevesada. Y fue el
capitalismo en el inventó la aplicación de la ley del embudo dentro de la lucha
entre clases antagónicas. La guerra económica es una guerra; ¡si lo sabremos
bien los cubanos!
Desde el litoral oeste de La Habana revolucionaria,
socialista, bolivariana y chavista.
07/10/2013
[i]
Kohan advirtió que: "El orden se estructura desde la violencia, no hay
orden natural. La "paz" en general no es más que el dominio
burgués."
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