domingo, 25 de agosto de 2013

El rechazo de Zerpa a la tarjeta del PSUV: ¡Dignidad!



Por: Jahir Ricardo Artigas

En días recientes, las portugueseñas y los portugueseños fuimos testigos de un acto de valentía y dignidad por parte de un líder genuino, campesino, revolucionario. Con una gestión y obra que ya todo el estado reconoce, más aún nuestros camaradas del Paraíso de Chabasquén, capital del Municipio José Vicente de Unda. Me refiero al alcalde Oswaldo Zerpa, hombre que a fuerza de constancia y trabajo, brilla con luz propia y que en las pasadas elecciones de gobernadores obtuvo un importante apoyo por parte del electorado portugueseño.

El Partido Socialista “Unido” de Venezuela ha cometido unos cuantos errores desde hace algún tiempo y uno de los que más daño ha causado a la causa revolucionaria es el sectarismo y la imposición de candidatos por parte de la cúpula que lo dirige. Eso es algo público y notorio. Todos los líderes comunales y populares lo saben. La base del partido lo sabe. Como también es sabido el descontento, el cual –por cierto- aumenta cada día más en ellos y, en todos aquellos que creemos en el socialismo y en el legado de Chávez.

Un camarada a quien guardo aprecio me decía recientemente: “Jahir, si piensas escribir sobre las imposiciones te sugiero no menciones nombres, eso es odioso, hubo imposiciones aceptables”. A él, en base a la confianza y respeto que nos tenemos le respondo claramente: para mí ¡no es odioso mencionarlos! Es más, considero que en estos momentos es indispensable hacerlo. Por esas imposiciones muy probablemente hayan quedado por fuera varios de los imprescindibles de Bertolt Brecht (hombres que han luchado toda la vida). No pueden existir imposiciones aceptables y otras inaceptables. Por ello, me permito señalar lo siguiente:

Sería interesante preguntarle a los jefes del PSUV que decidieron que Wiston Vallenilla y “El Potro” Álvarez – “creador” del vulgar video una vaina loca- fuesen candidatos a alcaldes en importantes Municipios, si estos personajes de la farándula venezolana tienen más trayectoria, más cualidades revolucionarias o han aportado más al proceso, a la lucha social que Oswaldo Zerpa, por ejemplo. A este honesto y consecuente líder la cúpula regional y nacional del PSUV lo expulsó de sus filas por “indisciplinado”. Resulta que el hecho de ir hasta Caracas con la gente del campo a exigir reivindicaciones o hacer lo que nuestro Comandante Supremo definió como la necesaria critica constituye un acto de indisciplina, o peor aún, es motivo suficiente para ser expulsado del Partido Socialista “Unido” de Venezuela.

Acá en portuguesa, al igual que en la mayoría de los estados del país, el PSUV impuso la mayoría de los candidatos a alcaldes. Basta con leer las declaraciones de Rafael Uzcátegui, hombre íntegro: “nos enteramos por televisión de las candidaturas del PSUV”. Solamente en Paez y Guanare, gracias a Efrén Pérez (líder humilde, honesto y revolucionario a carta cabal) y Rafael Calles – de aceptable gestión y aceptación popular -, la cúpula no se atrevió a imponer a un “Wiston” o a un “Potro”, pero cometieron la imprudencia de subestimar la dignidad y seriedad del líder de Unda a quien hasta hace poco definían como “ traidor y pitiyanqui” y ahora quisieron, llegar sin rubor alguno, sabiendo que su triunfo es más que seguro, a ofrecerle su tarjeta. La respuesta no podía ser otra, el compañero Zerpa, de manera serena y responsable, rechazó con sobradas razones y sin rencor alguno tan deshonrosa oferta. Eso bastó para que, en sólo horas, volviera a ser calificado por el ciudadano gobernador como un inmoral, desfachatado, antirrevolucionario y traicionero que se atrevió a escupir la tarjeta de Chávez. Después de sus “comedidas” palabras, el gobernador finalizó con una singular frase: “después dicen por ahí que el soberbio soy yo”.


En el PSUV militan amigos revolucionarios, gente decente y trabajadora, pero lamentable e inexplicablemente siempre quedan al margen de la toma de decisiones importantes. El PSUV, lo digo como un simple militante de una Venezuela más justa (como la soñó Alí) y un medio ambiente más sano, necesita con urgencia poner en práctica aquello que encarecidamente pidió a la militancia nuestro inmortal comandante, Las “Tres R” (revisión, rectificación y reimpulso). No sea que, en próximas contiendas electorales, se cometa el mismo error y se imponga como candidato o candidata a alguien sin trayectoria revolucionaria, sin arraigo popular, es decir, sin los méritos suficientes, y esto provoque nuevamente la valiente actitud de otro líder o lideresa que, al igual que Oswaldo Zerpa, deje muy mal parado al partido fundado por nuestro comandante Hugo Chávez a causa de la postura sectaria y oportunista de quienes ahora lo dirigen.

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